Medio siglo y cantando...

AutorErika P. Bucio

Hace medio siglo que Jaime López (Matamoros, Tamaulipas, 1964) llegó desde la frontera a esta ciudad. Su Liverpool fue la Colonia Portales. El ambiente era lo más parecido a Matamoros: en cada esquina se podía oír música. Y como domicilio es destino, diría él, ahí comenzó a forjarse su nacionalidad chilanga.

Era el momento posterior al 68, con los lugares de reunión acotados y de gran represión. Hasta en la prepa 5 de la UNAM, donde estudió, desapareció la cafetería. Portales significaba la vida nocturna.

"Pero como era barrio-barrio, no se podían meter mucho en el control político y menos poético", rememora el compositor en el foyer del Teatro de la Ciudad donde se propone celebrar su medio siglo chilango con el monólogo escénico "Ciudad a solas".

Él se iba a gastar sus miserias a las cantinas como El Cometa, que solo cerraba una hora para la limpieza, y la Necaxa, o en el resto de locales sobre Tlalpan. Cuando llegó, apenas tenía un año de haber agarrado la guitarra, pero venía de la frontera y con Chuck Berry y Little Richard bien asimilados en los oídos.

Llegó el 11 de agosto del "erótico año" del 69, con la "mecha encendida" buscando acción y la encontró en la Portales. Una colonia que era parada en su ruta desde Lomas de Plateros donde estaba la "embajada norteña" donde su hermano Memo, recién graduado como ingeniero de la UNAM y su esposa, médico, le daban cobijo para que estudiara la preparatoria.

"Me tocó ser la primera generación post-68 en la prepa más represiva que era la prepa 5, pero por lo mismo, naturalmente ves un ambiente contestatario", dice Jaime López. Y estaban los porros, le tocaron dos balaceras a tres metros de distancia y ¡échate a correr!

"La gente del 68 por lo menos salió a divertirse, a nosotros nos tocó dar la cara por los platos rotos", dice. "El único, y para mí es una de las gentes más destacadas es Luis González de Alba, que en paz descanse. El sí tuvo otra visión de decir: también fue diversión, echamos desmadre, por qué siempre este rollo luctuoso de siempre Tlatelolco, yo estuve ahí también y también nos divertimos".

En la Portales bajaba para tomar el guajolotero que lo llevara hasta Iztapalapa, donde sus padres, de momento, se habían instalado. Jaime López cree haber nacido en un "vagón de vagabundos" por las constantes mudanzas familiares por su padre militar. No iba, lo llevaban. Y esta ciudad le pareció un gran "vagón de vagabundos".

En una vecindad se reunía a ensayar con Héctor Candanedo, ahora...

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