Memoria recuperada

AutorInder Bugarin

Corresponsal

CRACOVIA, Polonia.- Si hace 70 años alguien hubiera dicho que Kazimierz se convertiría en uno de los barrios más buscados por los viajeros, lo hubieran tildado de chiflado o de iluso.

Antes de la Segunda Guerra Mundial, en este lugar, al sur del casco viejo de Cracovia, los judíos más pobres y ortodoxos convivían con los polacos más desfavorecidos.

Después de ser "barrido" por los nazis y los judíos expulsados a los campos de concentración de Auschwitz, Birkenau y Monowitz, el vecindario se convirtió en uno fantasma; edificios grises ocupados por prostitutas, adictos, vagabundos y delincuentes.

Sin embargo, luego de ser testimonio directo de los horrores del Holocausto, el antiguo barrio judío no se esconde más. Tras una profunda reconversión urbana, en Kazimierz se respira un espíritu bohemio, en el que las pintas han sido reemplazadas por murales de arte y la vida ha regresado a las calles ante la proliferación de cafeterías, restaurantes, pubs, galerías y boutiques.

"Fue zona prohibida por décadas, nadie venía. Pero luego de la invasión de turistas que desató la película La lista de Schindler (Steven Spielberg, 1993), todo comenzó a cambiar", explica el historiador polaco y guía Jacek Malec.

"Luego de la época del olvido y del descuido, hoy se respira una atmósfera excepcional por su propio pasado y lo que representa su renacer".

El cambio ha sido tan radical que, incluso, ya están regresando las familias judías. Antes de la guerra vivían aquí 68 mil judíos, de los cuales sólo 2 mil sobrevivieron. Ahora, apenas 200 habitan el barrio.

POR LAS ENTRAÑAS

A diferencia de otros barrios creados en Europa por la diáspora hebrea, Kazimierz conjunta los elementos más importantes de una antigua ciudad judía, lo que lo hace un centro urbano único en el mundo. De ahí que fuera declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, en 1978.

El punto de arranque de toda visita es la calle Szeroka, en donde se hallan los más valiosos monumentos judíos cracovianos, como la Sinagoga Antigua, construida a comienzos del siglo 15 y que hoy posee el museo dedicado a la cultura e historia hebrea; y la Sinagoga Nueva (Remuh), un extraordinario complejo arquitectónico que hasta la fecha brinda el shabat y cuyo cementerio es el más visitado por peregrinos de todos los rincones atraídos por su pared que, al paso de los años, se le conoce como el "Muro de los Lamentos", en referencia al de Jerusalén.

Además de los sitios de memoria, hay otros que destacan...

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