De Memoria / Una varita mágica

AutorSealtiel Alatriste

18 de agosto de 1990: Muere B.F. Skinner, autor de la novela Walden dos y creador de la teoría psicológica conocida como conductismo.

Supongo que mediaba la década de los 70 cuando Germán Dehesa me llamó para decirme que la noche anterior había terminado una novela -Walden dos- que yo tenía que leer con urgencia. Lo primero que me llamó la atención fue que en sólo una noche la hubiera leído, pero no era la primera vez que me sorprendía. La velocidad con la que Germán devoraba cualquier libro siempre me dejaba atónito: lo que a mí me llevaba semanas, él podía consumirlo en pocos días. Tengo la impresión de que por entonces había nacido su primer hijo, Ángel, y como la educación había pasado a ser un tema central de nuestra conversación, alguien le había recomendado la novela de un tal Skinner. No puse el menor reparo a su sugerencia y salí corriendo a comprar el libro. Después de recorrer la ruta que iba de la esquina de Insurgentes con Baja California (donde estaba la Librería de Cristal) a Niño Perdido (donde se ubicaba la Librería Zaplana), lo encontré en El Sótano, que por entonces abría sus puertas en los bajos del Hotel del Prado.

Compré la novela en una edición argentina y fui a leerla a la Alameda Central. Hoy me cuesta trabajo recordar de qué trataba, pero estoy seguro de que su lectura me dejó sin habla y durante años fue una especie de libro de cabecera. Su autor se había dedicado a elaborar una serie de teorías que habían tomado el nombre de conductismo, y en la novela las presentaba de manera accesible al lector lego. Según me enteré más tarde, al finalizar la guerra, B.F. Skinner había comentado a un amigo que después de la gran tragedia bélica que habían vivido, era una pena que sus hijos volvieran a hacer las mismas cosas que ellos, y de la misma manera que las habían hecho. Su amigo se rió y le preguntó que de qué otra manera podían conducirse. Este comentario, y tal vez la misma palabra conducirse, fue un reto para el psicólogo, quien se puso a escribir un libro que convenciera de la utilidad de cambiar nuestros hábitos. Hubiera podido elegir uno de los muchos artículos en los que demostraba que la satisfacción de los seres humanos se puede conseguir si se sabe reorientar su conducta, pero prefirió escribir una novela inspirándose en el libro donde Thoreau narra la famosa utopía norteamericana: Walden.

Me recuerdo abriendo el libro sentado en una banca para leer que un soldado, recientemente llegado de la guerra, lleva a un...

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