Del mercado al lienzo

AutorTeresa Rodríguez

Es artista plástica y cocinera; le llaman "La Señora de los Chiles" y, aunque no sabe exactamente de dónde salió el mote, lo adoptó con singular orgullo.

"Para muchas personas sería algo muy despectivo; para mí es un honor que la gente me reconozca e identifique mis cuadros", presume Eugenia Marcos.

La colorida variedad plasmada en sus obras es reflejo de su debilidad por los mercados y los ingredientes que México le ha regalado al mundo.

"Desde niña acompañaba a mi madre a La Merced; me encantaba ver los puestos, oler los chiles y regresar cargadas a la casa", recuerda.

Formada en La Academia de San Carlos, el Camden Arts Centre, en Londres, y El Molino de Santo Domingo, Eugenia Marcos ha explorado en los terrenos del dibujo y el grabado, así como en el vasto universo del óleo y la cerámica.

Los chiles tomaron posesión de su obra plástica tras una de tantas visitas al mercado. Eugenia había comprado gran variedad y, antes de ponerla en la olla o en el plato, decidió inmortalizarla sobre el lienzo.

"En vez de llevarlos a la despensa, me los llevé al estudio y empecé a pintarlos. Fue tal mi fascinación, que empecé a hacerles cortes, a observar las venas, las semillas... Como tantas otras cosas en mi vida, se volvieron una obsesión.

"Con el tiempo, me doy cuenta de que tengo un montón de cuadros de chiles y empiezo a estudiarlos a profundidad.

"En ese momento, mi Biblia de los chiles fue un libro de Janet Long; también compré diccionarios para saber llamarlos en tzotzil, purépecha, náhuatl... y, al poco tiempo, la nomenclatura se volvió parte de la pintura", cuenta la artista.

Eugenia se jacta de ser muy buena cocinera y se confiesa afortunada de conjugar dos artes, plástica y gastronomía, para representar a México en los confines del mundo.

Convocada por la Secretaría de Relaciones Exteriores ha llevado su obra y platillos a China, Francia, Polonia, Filipinas, Etiopía, Tailandia...

Anécdotas sobre sus exposiciones con degustación le sobran, pero todas confluyen en que, más allá de diferencias de idioma e ingredientes, el lenguaje de la sazón, el cuchillo y la tabla de picar es universal.

Así ha hecho aliados y conquistado paladares parisinos, estadounidenses y marroquíes con tacos de pescado al pastor, crema de perejil y pescado a la veracruzana.

"Uno de los grandes retos fue, quizá, mi experiencia en Marruecos. Estar en un país musulmán, sin hablar la lengua y a la cabeza de una cocina llena de hombres, que no aceptaban órdenes de una...

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