México y AL en la agenda

AutorClaude Heller

Joseph Biden conoce muy bien América Latina, región que visitó con frecuencia en su calidad de senador y de vicepresidente. Las relaciones interamericanas se replantearán sobre nuevas bases teniendo en cuenta que el bloque más conservador representado fundamentalmente por Jair Bolsonaro en Brasil y en menor medida por Iván Duque en Colombia perderán a su mejor aliado en Washington.

Hay que considerar la recomposición política que seguirá produciéndose en América Latina con las elecciones en Chile, Ecuador, Honduras, Nicaragua y Perú en 2021, además de la reciente elección en Bolivia que llevó nuevamente al partido de Evo Morales al poder. Venezuela seguirá siendo el tema más conflictivo sobre todo si permanece Nicolás Maduro en el poder. La administración de Biden ejercerá presiones para la renuncia del mandatario venezolano y la celebración de elecciones que cumplan con los estándares internacionales. Lo que podría cambiar son los métodos recurriendo más a la diplomacia que a la amenaza del uso de la fuerza, el apoyo a operaciones encubiertas y la aplicación de sanciones que lo único que lograron fue fortalecer al régimen de Caracas.

Una solución negociada en Venezuela requerirá el concurso de Cuba que sufrió el asedio implacable de la administración Trump, la cual si bien no rompió formalmente relaciones con La Habana le impuso sanciones que castigaron severamente a la población con la imposición de sanciones unilaterales que se agudizaron en tiempos de Covid-19, la reducción drástica de las remesas, la adopción de medidas restrictivas afectando el turismo que un pulmón de una economía maltrecha, y la activación por primera vez del Título Tercero que constituye la aplicación extraterritorial de la Ley Helms Burton que castiga a las empresas extranjeras que hacen negocios con Cuba. Si bien la nueva administración insistirá en la situación de los derechos humanos y en la necesidad de un mayor pluralismo no condicionará la normalización de las relaciones con el gobierno cubano como lo hizo Barak Obama.

RELACIÓN MÉXICO-EU

No es la primera vez que un presidente mexicano actúa de manera errática ante un proceso electoral en Estados Unidos. En 1992 Carlos Salinas de Gortari le apostó a la reelección de George W. Bush con quien se había negociado el Tratado de Libre Comercio y tuvo que improvisar los contactos con el Partido Demócrata y la administración de William Clinton. El nuevo mandatario condicionó la aprobación del Tratado a la negociación...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR