México: agridulces recuerdos

Durante los cuatro años en los que fungió como secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton tuvo un solo tema en su agenda respecto a México: el narcotráfico.

La expansión de la violencia, el poder de los cárteles de la droga, la inestabilidad regional que esto provocaba y el estrés de la administración de Felipe Calderón en su guerra contra el narco fueron los asuntos que Clinton atendió en una relación tensa y discordante con el gobierno mexicano.

Dos veces visitó México como secretaria de Estado: la primera, en marzo de 2009, cuando vino a preparar el terreno de la primera visita del presidente Barack Obama, dos meses después de asumir la Presidencia de Estados Unidos.

De ese viaje de Clinton, lo más memorable fue su visita a la Basílica de Guadalupe y el desliz que tuvo, al preguntar frente al ayate de Juan Diego, quién había pintado el cuadro de la virgen morena.

Después de eso, la relación de Clinton con el gobierno de Calderón fue rica en desencuentros.

La filtración de los cables de WikiLeaks permitió saber que, a finales de 2009, la secretaria de Estado preguntaba a su embajador, Carlos Pascual, sobre el liderazgo de Calderón tras el colapso económico, la guerra contra el narco y el desplome de su partido, el PAN, en las elecciones intermedias.

En septiembre de 2010, mientras Calderón festejaba el Bicentenario de la Independencia, Clinton comparó a México con la Colombia de los años 80. "Se está pareciendo más a como se veía Colombia hace 20 años, donde los narcotraficantes controlaban ciertas partes del país", expresó durante un seminario en Washington.

Para diciembre de ese año, WikiLeaks terminó de configurar la tormenta perfecta, pues los cables revelaron las opiniones del embajador Pascual sobre la descoordinada estrategia contra las drogas del régimen calderonista, lo que enfureció al Presidente.

El 24 de enero de 2011, Hillary visitó México por segunda vez, y tuvo un amargo encuentro con Calderón en Los Pinos. Durante hora y media, la jefa de la diplomacia norteamericana escuchó los reproches de Calderón por los juicios de su embajador, vertidos en cables privados que, según trataba de explicarle Clinton, eran confidenciales y habían sido "robados" y filtrados.

En su libro de memorias sobre sus tiempos como secretaria de Estado (Hard choices, 2014), revela cómo la reunión con Calderón fue una de las más duras de su gestión, que incluyó la visita a 112 países.

"Calderón me dijo que ya no quería seguir trabajando...

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