México Channel / Murallas a prueba de trompeta
| Autor | Harry Möller |
Por lo general, la palabra "muralla" nos hace evocar aquellos altos, espesos y largos muros de piedra que en la Europa medieval delimitaban feudos y estados. Los romanos se encargaron de alzar sus murallas dondequiera que les viniera en gana, y sucesivos dominadores fueron añadiéndoles perfeccionamientos técnicos. Las aspilleras sesgadas fueron uno de esos adelantos. Transcurría el siglo 9, aproximadamente.
Pero, de todo esto, ¿qué se iba a saber en las tierras de "Indias" cuando los españoles hacían su guerra?
Pues resulta que sí se sabía, y mucho. Y los que más sabían fueron los oaxaqueños, cuando sus fronteras llegaban hasta lo que hoy es el estado de Puebla. Fueron, en todo el País, los más pródigos constructores de murallas.
Las murallas que los ingenieros mixtecos edificaron en el siglo 15, ya incluían el mencionado adelanto de arquitectura militar. Siendo como es, tan poco usada la palabra aspillera, vale la pena explicarla: se trata de esas ranuras o aberturas verticales y estrechas que tenían las murallas para permitir a los defensores disparar flechas, lanzas y piedras sin presentar un blanco directo; cosa que se conseguía mediante planos inclinados dispuestos en cada aspillera.
Naturalmente, para que haya aspilleras se requiere de murallas, y éstas fueron construidas en nuestro País en muy diversos sitios, según cada amenaza. Las más activas fueron la que levantaron los tlaxcaltecas para detener a los mexicas, mencionada por Bernal Díaz del Castillo, y especialmente las que alzaron los mixtecos para oponerse a las repetidas incursiones del expansionismo mexica.
El mejor ejemplo de esa arquitectura militar prehispánica puede verse en Tepexi el Viejo, Puebla, zona arqueológica aledaña al pueblo de Tepexi de Rodríguez, con muros de hasta 15 metros de altura (equivalente a la de un edificio de 5 pisos). La muralla fue construida con bloques de dura piedra caliza, de 40 centímetros de longitud por 15 de espesor y 30 de fondo. Tan perfecta es su simetría, que a la distancia la cantería semeja un muro de ladrillos. Presenciar esta obra emociona profundamente, por la obra en sí y por sus 600 años cumplidos. La zona fortificada es un pequeño cerro rodeado por una hondonada en forma de herradura. Es algo tan sólido y grandioso que no creemos que haya ninguna mítica trompeta capaz de derribarla como ocurriera en Jericó.
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