México grita color

AutorPatricia Miranda

Ya inició el mes patrio. Y si bien el verde, el blanco y el rojo de nuestra bandera nos remiten a los festejos de Independencia, el País es una gran paleta de colores que conquista -a mexicanos y extranjeros- en cualquier época.

Porque más allá de las guirnaldas y el alumbrado tricolor con que se suelen adornar las plazas cívicas y calles por estos días, México también merece ser celebrado en el envidiable turquesa del mar Caribe, en el rosa que parece haber sido derramado en el pequeño puerto de Las Coloradas, ubicado en la Península de Yucatán, así como en los naranjas y morados que protagonizan los atardeceres del Pacífico.

Desde antaño, esta tierra ha tenido un romance con la policromía. Basta recordar el arte plumario, el uso de la grana cochinilla en códices, tejidos, cerámicas, murales y templos; el empleo de máscaras que lo mismo cubren los rostros de quienes participan en fiestas religiosas que en paganas. Quién no ha visto la fe derramada en tapetes confeccionados con flores y aserrín de colores como los de Huamantla, Tlaxcala.

No falta ese peculiar amarillo con el que se uniformó el Pueblo Mágico y yucateco de Izamal. Y el rosa mexicano, el morado, el marrón, el azul rey y el cobalto que lo mismo están presentes en casitas con tejados, en varios poblados; que en la obra arquitectónica de grandes como Luis Barragán.

Las calles de México -por lo general- lucen siempre alegres. Son pocas las deprimidas...

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