Michelle Bachelet: El regreso a La Moneda

AutorFernando Gaspar

SANTIAGO.- Los alcances de su poder son inmensos. Ya no recibe el menosprecio de una escéptica clase política como en el 2006, principalmente masculina y habituada a prácticas de un periodo que parece concluir. Ahora se le admira, se le respeta, incluso se le teme. Se le necesita. De no volver, el panorama electoral habría sido completamente otro, pero su fuerte impronta pesa mucho en la política chilena e incluso puede comenzar a escribir sus logros más trascendentales.

Michelle Bachelet marcará un importante hito en la política chilena: volver a ser Presidenta por la vía democrática. De cumplir su programa de campaña, marcará una inflexión en la historia de Chile: cambiar la Constitución impuesta en 1980 por Pinochet sería un golpe mortal al conservadurismo de tanto peso en este país. También un gesto de futuro, de construcción de una alternativa a lo hecho hasta ahora.

En los tres años que se ausentó el país se convulsionó por innumerables movilizaciones sociales, siendo la más destacada la estudiantil. Del movimiento de estudiantes surgió una camada de jóvenes políticos de izquierda, entre los que destacan los diputados electos:

Camila Vallejo, Karol Cariola, Giorgio Jackson y Gabriel Boric. Ninguno alcanza los 28 años. Las primeras dos, comunistas, y los segundos crearon partidos nuevos de izquierda. Pero el legado más poderoso ha sido instalar como prioridad nacional el desarrollo educativo y, para ello, recuperar la gratuidad en la educación que se privatizó en la dictadura.

A ratos, durante la campaña, Bachelet parecía más cómoda entre los jóvenes que junto a los políticos de su generación. Una de las grandes incógnitas de su futuro gobierno es cómo conciliará las elevadas expectativas de los recién llegados con la cultura gradualista y de consensos para llegar a los cambios de los políticos más experimentados de la otrora Concertación.

UN LENTO ATERRIZAJE

Desde mediados de 2012 se hablaba de su regreso a Chile y de recuperar el gobierno para la centro izquierda. En su cargo en Naciones Unidas veía cómo en el país se expresaba fuertemente el movimiento estudiantil y cómo en algunas regiones se habían fortalecido diversas reivindicaciones sociales. Ella guardó silencio más tiempo de lo pensado. La candidata natural en las sombras dejó que decantaran las divisiones y los quiebres en la izquierda, dejó que se proclamaran los precandidatos de su coalición: la Nueva Mayoría, fruto de la unión entre la Concertación y el Partido Comunista, más algunos pequeños partidos de izquierda. Dejó que el apoyo...

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