Miguel Carbonell / La siguiente reforma electoral

AutorMiguel Carbonell

Una vez que ha concluido la etapa más importante del proceso electoral quizá sea momento de hacer una reflexión acerca de las cuestiones que deberían ser modificadas. Contamos ahora con la evidencia de lo sucedido durante la reciente contienda (que todavía no termina), pero sobre todo tenemos el tiempo suficiente para hacer una reforma que no sea precipitada. En todo caso, la siguiente reforma electoral debería tomar en cuenta los siguientes elementos:

1) Reducir la duración de las campañas electorales. Durante las últimas semanas se vivía una especie de cansancio y de hastío, que lo mismo se expresaba en los repetidos discursos de los candidatos como en los miles de ciudadanos que preferían refugiarse en los partidos del Mundial de Futbol. Las campañas deberían comenzar a principios de abril y durar tres meses cuando mucho.

2) Disminuir el financiamiento de los partidos. No es necesario discutir la pertinencia del financiamiento público, que se ha demostrado como una palanca importante para afianzar el pluralismo político que tenemos, pero lo que resulta indefendible es su monto. Los partidos deben acostumbrarse a hacer campañas mucho más austeras y con menos recursos.

3) Regular la relación entre medios de comunicación y partidos políticos. Concretamente, habría que prohibir la contratación directa de publicidad en medios electrónicos. La mayor parte del financiamiento que reciben los partidos se va directamente a los medios electrónicos. Se trata de una forma absurda de "subsidio" público para beneficio privado que beneficia sobre todo a las dos grandes empresas de televisión. Para evitar este despilfarro hay varias opciones. Una es centralizar en el IFE toda la compra de los espacios publicitarios, de modo que se adquieran en condiciones equitativas para todos los partidos y con anterioridad al inicio de la contienda. Otras solución, más radical pero mucho más benéfica, es que se prohíba toda publicidad en medios electrónicos. Es importante que los partidos aprendan a vivir sin comprar espacios en la televisión, sino ganándose los mismos con base en buenos discursos y en noticias de interés generales. Los ciudadanos piden ideas y propuestas, no eslogans y cancioncitas.

4) Profundizar los mecanismos de fiscalización de los recursos partidistas. En este punto habría al menos que fiscalizar efectivamente las llamadas "pre-campañas", por un lado, y por otro darle capacidad a las autoridades electorales para investigar los apoyos...

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