Miguel Oropeza Caballero / ¿Qué o quién impide un acuerdo con Norcorea?

AutorMiguel Oropeza Caballero

El 2018 fue un buen año para quienes deseamos una resolución pacífica en la península coreana.

Conciertos de K-pop en el norte, porristas norcoreanas en las olimpiadas del sur, el cruce de la frontera militarizada por los líderes de ambas Coreas e incluso la primera cumbre entre Kim Jong-un y Donald Trump en Singapur. Todos estos acontecimientos mostraron que es posible coexistir con Norcorea en base a la diplomacia y sin recurrir a las amenazas bélicas. Abrazos no balazos, como diría el Presidente López Obrador.

Pero eventualmente logros concretos deben acompañar los gestos de buena voluntad que observamos en los últimos meses. La esperanza era que la cumbre entre Kim y Trump en Vietnam, este pasado febrero, resultaría en algún acuerdo o como mínimo con una declaración simbólica tal y como fue el caso en la primera cumbre. Las condiciones parecían estar para que así fuera.

Tanto Kim como Trump han invertido bastante capital político y necesitan concluir el proceso exitosamente. Kim viajó por más de dos días por tren a Hanoi y Trump se ausentó de Washington en un momento clave para su presidencia (la comparecencia pública de su ex mano derecha Michael Cohen acusándolo de varios crímenes). Ambos querían regresar a casa con avances, pero algo sucedió en Vietnam que descarriló el proceso y ambas partes se fueron con las manos vacías.

Quizás la pregunta no debe ser qué impide un avance en las negociaciones (una pregunta sin respuestas sencillas dado los temas sobre la mesa), sino quién. Varios expertos, incluido el ex Ministro surcoreano para la reunificación Jeong Se-hyun, creen que el fracaso de la cumbre en Hanoi recae sobre los hombros de John Bolton, el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca.

Bolton fue uno de los principales instigadores en favor de la guerra de Irak y en Washington goza de una merecida reputación de ser un extremista radical en política exterior. Sus políticas son tan nocivas para la clase política (y ciudadanía) estadounidense que el senado se rehusó a confirmarlo como Embajador ante las Naciones Unidas cuando fue nominado para el cargo por el entonces Presidente George W. Bush. Tras casi dos décadas del desastre y tragedia de Irak, la mayoría de quienes aplaudieron la guerra en su momento han tenido la humildad para reconocer la magnitud de su error. Bolton no es uno de ellos.

En su visión del mundo, la guerra es la respuesta a toda pregunta. En su juventud apoyó la guerra contra Vietnam...

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