Milagro en Dearborn

AutorVíctor Alemán

El 15 de enero de 2009, el vuelo 1549 de US Airways despegó del aeropuerto LaGuardia en Nueva York con destino a Seattle, Washington. Todo parecía indicar que sería uno de esos vuelos rutinarios en donde ejecutivos, turistas y familiares llegarían a su destino de la costa este al otro lado de Estados Unidos.

Sin embargo, una parvada de patos se impactó en uno de los motores del Airbus A320 al mando del piloto militar retirado, ahora capitán, Chesley B. "Sully" Sullenberger.

El impacto de las aves ocasionó daños en uno de los motores del Airbus a escasos minutos de haber despegado. La experiencia del piloto de 57 años y la labor de equipo con su tripulación hizo la diferencia entre una tragedia histórica y un final feliz.

Después de evaluar los daños a la aeronave y darse cuenta de que en esas condiciones no podría llegar a un aeropuerto cercano, el veterano piloto tomó la difícil decisión de acuatizar la aeronave en el Río Hudson. Ningún pasajero o miembro de la tripulación perdió la vida ese día. Desde entonces, el 15 de enero se conoce en Estados Unidos como el "Milagro en el Hudson".

Una situación similar ha sucedido en la industria automotriz con otro veterano de la industria aeronáutica. En este caso se trata de Alan Mulally, actual presidente y director general de Ford desde mediados de 2006.

Ford y sus competidores GM y Chrysler atravesaban por momentos difíciles y sólo una firma de estas 3 lograría evitar la bancarrota un par de años después.

La llegada de Mulally a Ford no era algo esperado, después de todo su experiencia radicaba más en el diseño de cabinas aeronáuticas para Boeing que en autos. Sin embargo, William Clay Ford estaba desesperado por encontrar la fórmula para regresar a la compañía de su bisabuelo a los números negros y si alguien externo podía ofrecer una cabeza fría sin enredos, bien valdría la pena ceder el control operativo del óvalo azul.

Mulally recibió una compañía que sangraba millones de dólares, al cierre de 2006 las pérdidas llegaron a ser por 12 mil 700 millones de dólares y para 2008 empeoraron a 14 mil 800 millones de dólares.

Un rápido reconocimiento de la situación y una tremenda labor de "evangelización" interna hacia una cultura más de labor de equipo y no de egoísmos profesionales, logró inyectar un poco de vitalidad a las...

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