Milla Jovovich: Ella sólo quiere divertirse

AutorEdgardo Reséndiz

Quizá suene un tanto redundante, pero el único término que podría definir a Milla Jovovich es el de impresionante.

Esta actriz y modelo de 36 años, nacida en Kiev, Ucrania, bajo el nombre de Milica Natasha Jovovich, redefine el concepto de belleza cinematográfica.

Alta, espigada, de enorme sonrisa, voz grave y mirada verde-azul, literalmente inolvidable, no tiene poses de diva, ni se toma tan en serio a sí misma. Su accesibilidad evoca más a una mamá amable que a una heroína de acción habituada a dar golpes, disparar todo tipo de armas y exterminar zombies.

Exitosa en todos los ámbitos, quizá el secreto de su triunfo radique en el hecho de que para ella el trabajo no existe, todo es un juego.

"Nunca me aburro", dice. "No hay excusa para aburrirse en nuestra corta vida. Cuando haces proyectos que te apasionan no es trabajo, te estás expresando a ti mismo, estás jugando. Es mágico... y, créeme, si en lugar de decir 'vamos a trabajar' dices 'vamos a jugar', el ánimo cambia inmediatamente".

Así le sucede con su marido, el director Paul W.S. Anderson, afirma, y también con toda la gente con la que colabora creativamente desde hace años en diferentes campos, como la música, el modelaje y el cine.

"Imagínate lo que significa ahora hacer películas, con los sets fantásticos que tenemos, los vestuarios locos, las locuras, las explosiones... Todo es tan divertido. Es como Disneylandia para adultos", expresa.

Es abril. Y ella se encuentra en Cancún promoviendo Resident Evil 5: La Venganza (Resident Evil: Retribution, 2012), quinta cinta de la serie que llega el 21 de septiembre a las pantallas de todo el mundo. Tiene un año alejada de los sets, pero reconoce que no deja de estar ocupada.

"Mi hija (Ever Anderson) tiene 4 años y necesita un chofer. ¿Qué somos los padres para los chicos de esa edad? Choferes y carteras. Cuando crecen sólo somos carteras", explica con una sonrisa.

Algunas cosas cambian cuando se es madre, señala. Una de ellas, por ejemplo, ha sido cambiar las teclas por los controles y los botoncitos.

"Es fácil jugar videojuegos cuando tienes una hija pequeña. Yo solía leer mucho, me enorgullecía de leer a los clásicos, pero ahora ya no, tuve que decirles hasta pronto a los libros por un par de años. En el caso de los juegos de video, por lo menos no te importa mucho si los terminas o no".

Pero Milla no puede dejar de lado su vida creativa. De hecho forma parte de su cotidianeidad.

"Estoy haciendo un proyecto de música. Cuando la niña se...

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