Minimiza Rosario Ibarra detención de ex judicial

AutorLuis Enrique Pacheco

Rosario Ibarra de Piedra desestimó ayer la aprehensión del ex policía judicial Juventino Romero, quien en la década de los 70 participó en la llamada Guerra Sucia, por parte de la delegación de la PGR en Nuevo León.

"Se están yendo por las ramas cuando deberían de irse al tronco", soltó en entrevista.

Al ex agente se le acusa de privación ilegal de la libertad en contra del activista Jesús Piedra Ibarra, hijo de la presidenta del Comité Eureka y quien desapareciera en 1975.

"El tronco es (el ex Presidente Luis) Echeverría, Luis de la Barreda Moreno, Mario Moya Palencia, Miguel Nazar Haro... Este señor (Romero) únicamente lo que hizo fue detenerlo (a mi hijo), y pensó, al menos eso ha declarado siempre, que lo iban a presentar ante autoridades competentes.

"Pero en lugar de hacerlo así y llevarlo ante un juez, lo desaparecieron. De la Barreda Moreno entregó a mi hijo en el Campo Militar Número Uno y a Romero lo mandaron a descansar, eso ha declarado él siempre", sostuvo.

"(Romero) no sabe qué fue lo que hicieron con mi hijo", continuó, "es más, después de que lo llevó fue a preguntar por él, según testimonios de mucha gente en Nuevo León. Yo indagué con unas personas, y él lo único que hizo fue detenerlo junto con otros muchos.

"No están dirigiéndose contra las autoridades responsables, Romero actuó como una gente a la que le dicen: 'vaya y cumpla con esta orden de aprehensión', pero de ahí lo mandaron a descansar, que porque lo vieron muy nervioso".

De acuerdo con Ibarra de Piedra, la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado, que encabeza Ignacio Carrillo Prieto, "debería ocuparse", junto con la PGR, de atrapar a los "importantes personajes políticos" involucrados en la Guerra Sucia.

"¿Y los demás, los verdaderos responsables, dónde están?: Luis de la Barreda, prófugo; Miguel Nazar Haro, en un hospital de lujo en Monterrey; Echeverría, en su casa de San Jerónimo, muy tranquilo, quitado de la pena; Moya Palencia, pues quién sabe dónde andará, pero tampoco le hacen...

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