Son unos minutos, pero de calidad

AutorReforma - Staff

Diariamente, los padres de familia buscan espacios en sus agendas para convivir con sus hijos.

Gerardo Peña y Jesús Carlos Pulido explican sus estrategias en la optimización de horarios.

A las 5:30 horas empieza su rutina en el gimnasio y a las 7:30 llega a su casa para recoger a sus hijas Isabella, de 6 años, y Luciana, de 2, y llevarlas al colegio.

"En el trayecto al colegio me tomo un café y una fruta, o en ocasiones me espero a llegar a la oficina; más tarde me como un snack que me prepara mi esposa, Adriana", dice Peña.

Su deseo de estar con sus hijas lo extiende a la hora de la comida. En dondequiera que esté, a las 13:30 horas se traslada hacia el colegio para recogerlas una hora más tarde y convivir en la mesa.

"Es importante estar con ellas, aunque sean 15 minutos en la mañana y una hora en la comida, pero que sea a diario y de calidad.

"Por ejemplo, siento que Isabella se abre más conmigo cuando vamos en el carro que cuando está su mamá presente; disfruto que me cuenta cómo le fue en el colegio y con quién jugó. En ocasiones me comenta algo y me pide que no se lo diga a su mamá, y para mí significa que me tiene confianza", comparte.

En la noche, generalmente Isabella y Luciana se van a la cama a las 20:30 horas, pero su papá llega a tiempo del trabajo para acompañarlas al final de su día.

"El fin de semana lo dedico completo a ellas y no hago citas de trabajo, aunque voy a la oficina medio día; en la tarde llevo a Isabella a su clase de baile, y luego su mamá la recoge, pero ya ni siquiera voy al futbol como lo hacía antes", enfatiza.

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