Mira Reyes como nunca

AutorSandra Becerril

La próxima ocasión en que Juan Ignacio Reyes salga de la alberca con una nueva marca mundial u olímpica, no será necesario que se esfuerce en enfocar su vista para observar el tablero con el registro de la hazaña.

Hace siete semanas, el atleta paralímpico "estrenó ojos", gracias a que se sometió a una operación con rayo láser que le corrigió las tres dioptrías de miopía y astigmatismo que tenía, es decir una visión del 60 por ciento.

"Cuando llegaba (a la meta) veía el primer lugar, pero muchas veces me interesa más el tiempo, entonces volteaba a ver el tablero y tenía que estar enfocando para ver qué decía.

"En Atenas (en los Paralímpicos del 2004) llegué y dije '¿qué es eso?' porque sólo alcancé a ver dos marcas. No sabía si era descalificado o world record (récord mundial), enfoqué más y vi que era world record, entonces ahora va a ser diferente", comentó sonriente Juan Ignacio Reyes.

A sus 23 años de edad, este nadador ha recibido muchos reconocimientos por sus méritos deportivos, pero jamás pensó que sus triunfos y sus medallas le permitirían ser elegido para la donación de la cirugía de ojos a la que fue sometido.

A César Sánchez Galeana, director médico de VisionCare, se le presentó la oportunidad de realizar de forma gratuita una operación ocular, y no tuvo que pensar mucho en el candidato: Juan Ignacio era la persona indicada.

"Conozco la trayectoria de Juan Ignacio por sus participaciones en los Juegos de Atenas y en Sydney. Es una proeza increíble lo que ha logrado y lo veía cuando pasaba al podio con sus gruesos lentes de armazón de pasta y pensaba que esto le traía adicionalmente problemas por la cuestión visual.

"Pensé que liberarlo de la dependencia de los lentes, hacer que pudiera abrir los ojos y ver sin una ayuda externa, podía ser algo que transformara y ayudara a mejorar significativamente su calidad de vida y por lo que he visto en las últimas semanas, creo que fue una buena decisión", explicó Sánchez Galeana, médico que realizó la operación.

Con una llamada telefónica realizada el 10 de agosto, Juan Ignacio se enteró del regalo que estaba a punto de recibir y no lo podía creer.

Doce días más tarde, tras haberse sometido a nueve...

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