MIRADOR

AutorArmando Fuentes Aguirre

Un hombre incrédulo le pidió a San Virila que hiciera algún milagro para poder creer.

Virila tenía cerca un río y una montaña. Bien pudo detener el curso de las aguas, o cambiar aquel monte de lugar, pero pensó que la fe nacida de un malabarismo no es verdadera fe. Así, no hizo el milagro. Siguió su camino, y el hombre siguió con su incredulidad.

Por la noche, en sus sus oraciones, el frailecito le dijo al Padre:

-Señor: resistí la vanidosa...

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