MIRADOR

AutorArmando Fuentes Aguirre

Este baúl se llama en Ábrego "castaña" por la curva de su tapa, que recuerda la redondeada forma de ese fruto.

El mueble conserva todavía aromas del pasado. En él guardaban las mujeres las sábanas y colchas, y entre ellas ponían membrillos o manzanas para perfumarlas, o ramilletes de albahaca y de hierbita de San Nicolás.

Cuando abres la castaña te saluda con la leve voz de sus bisagras. Cuando la cierras te despide con el sonoro adiós de su cerradura.

Recordemos ahora la muñeca que estaba -estaba- sobre una silla de la sala. Antigua, muy antigua, tenía ojos azules, dorados rizos y vestidito de terciopelo verde. La gente de la casa decía que perteneció a una niña que murió siendo muy niña...

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