MIRADOR

AutorArmando Fuentes Aguirre

El padre Soárez platicaba con Dios en su capilla.

-Señor -le preguntó-. ¿Por qué en el Antiguo Testamento eres uno, y otro tan distinto en el Nuevo? En el primero apareces como un Dios iracundo, vengativo, riguroso y cruel. A los hombres les pides enormes sacrificios: llegas a exigirles que maten a sus hijos. Envías sobre ellos toda suerte de espantosos castigos: diluvios que los ahogan, tempestades de fuego que los queman, pestes que los aniquilan... En cambio en el Nuevo Testamento te haces bueno; te vuelves todo amor; predicas la paz y el perdón entre los hombres. ¿Por qué ese...

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