MIRADOR

AutorArmando Fuentes Aguirre

El rey Cleto oyó hablar de los milagros que hacía San Virila.

Lo hizo llamar y le ordenó:

-Haz un milagro.

El frailecito se azaró. Él no hacía milagros: se le caían, como cae el sol de Dios sobre los hombres.

El rey, irritado por el silencio de Virila, volvió a ordenarle:

-Haz un milagro.

Dijo el santo:

-Está bien. Pero será uno solo.

-Uno que sea -admitió el rey.

Entonces San Virila hizo un movimiento de su mano y el rey Cleto quedó convertido en mosca. Clamó el monarca con angustia:

-¡Devuélveme a mi ser original!

Respondió...

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