MIRADOR

AutorArmando Fuentes Aguirre

La capilla del Potrero es muy pequeña. Cabrán en ella apenas -a penas- unas 100 almas. Claro, con sus correspondientes cuerpos.

Está dedicada a Nuestra Señora de la Luz. Así se llama mi señora: María de la Luz: Así se llamaron también su madre, su abuela, su bisabuela y su tatarabuela.

Si entras por estos días a la capilla serás recibido por un frutal aroma. Y es que al pie de la imagen de la Virgen hay canastillos con ciruelas, chabacanos y duraznos. Son la sencilla ofrenda a la Señora; las primicias de una cosecha que todo el año se esperó.

La fruta se dará después a los niños que van al catecismo. Ellos aprenderán a dar gracias a Dios por el regalo.

Yo pienso que todo lo que tengo es un regalo: la...

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