MIRADOR

AutorArmando Fuentes Aguirre

Este hombre acude cada mes al cementerio de Ábrego.

Lleva dos dalias, una roja, morada la otra, y las deja sobre una de las tumbas del panteón.

Sucede que hace muchos años el hombre se iba a casar con una joven del Potrero.

Un mal amigo le contó que la muchacha ya no era señorita: antes había tenido trato con otros. Aquello era mentira, pero el presunto desposado la creyó y canceló a boda.

La infeliz novia fue languideciendo de tristeza hasta que le llegó la muerte, como en las novelas de antes. Años después, en el curso de una borrachera, el falsario le confesó a su amigo que aquello que le había dicho de su prometida no...

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