MIRADOR

AutorArmando Fuentes Aguirre

Jamás te gustaron los gatos, Terry mío.

Es natural: eras un perro, y los gatos y los perros han andado siempre como perros y gatos.

Doña Consuelo, nuestra vecina en el Potrero, tenía un gato. Cuando tú andabas cerca el micifuz se trepaba a la pared de adobe y desde arriba te veía. No puedo descifrar las miradas de los gatos -¿habrá quien pueda descifrarlas?- pero estoy seguro de que te veía con burla.

Al principio le ladrabas, pero aquello era lo mismo que ladrarle a la luna. El gato volvía la vista a otra parte a fin de demostrarte menosprecio. Tú te ponías furioso y le ladrabas más.

Después aprendiste a no hacer caso del gato. Se subía...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR