La modernidad exiliada

AutorEduardo Subirats

José María Blanco White nace en 1775. Un año más tarde los Estados Unidos declaran su independencia.

En 1776, en Sevilla, tiene lugar el juicio inquisitorial contra el reformador peruano Olavide. Cuando todavía es un adolescente, estalla la Revolución francesa.

En 1793 es decapitado Luis 16. En 1798 la Inquisición ordena la deportación de Jovellanos. . .

Blanco entra en la carrera eclesiástica en Sevilla en el ocaso del absolutismo ilustrado de los borbones, en una coyuntura de agresiva represión eclesiástica, y bajo las turbulencias subsiguientes a una invasión napoleónica apoyada por las élites liberales del país. En este marco, la carrera de Blanco experimenta otras tantas crisis: crisis intelectual despertada por las enseñanzas de la Ilustración europea; crisis religiosa ante los horrores y la opresión de la Iglesia católica; crisis política señalada por las bayonetas napoleónicas que eliminaron el Santo Oficio, una revolución bajo los auspicios de una Iglesia despótica, y un escuálido liberalismo. En 1810, Blanco huye a Inglaterra. Exilio perfecto: político, espiritual, lingüístico. Exilio sin regreso.

En el mundo intelectual hispánico el nombre de Blanco White ha representado una sonora ausencia. Tras su despedida, los propios liberales borraron sus rastros. A finales del Siglo 19, Menéndez Pelayo pronunció su sentencia literaria, de formato inquisitorial. El casticismo español, de Unamuno al nacionalcatolicismo, enterró su nombre a título de perpetuidad.

Y sin embargo, hay pocos testimonios literarios tan reveladores en el contexto de las crisis políticas, sociales e intelectuales que atravesaron las sociedades hispánicas y el colonialismo americano durante el periodo comprendido, aproximadamente, entre la publicación de la Encyclopédie de Denis Diderot y los Desastres de la Guerra de Francisco Goya. Paradójica o sintomáticamente, la figura intelectual más desleída del Siglo 19 hispánico constituye una clave esencial para la comprensión de su ilustración truncada, de su atraso, de su decadencia política e intelectual, de su precaria modernidad.

La obra de este escritor es relativamente breve: artículos políticos y un libro de crónicas costumbristas: sus Letters from Spain; tratados teológicos contra la Iglesia romana; algunos poemas y una novela; cartas y diarios, y su monumental autobiografía póstuma: The Life of the Rev. Joseph Blanco White, written by himself. Obras significativas porque señalan una frontera intelectual del mundo...

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