Moisés Naim / ¿Es la globalización una fuerza biológica o un proyecto político?

AutorMoisés Naim

Desde esta perspectiva, los seres humanos están siempre intentando superar tanto los obstáculos geográficos que los separan -ríos, mares, montañas- así como las barreras artificiales -fronteras, aduanas, leyes- inventadas por los Gobiernos con el propósito de limitar el movimiento de gente, productos o ideas.

Para otros, la globalización no es una ley de la naturaleza sino más bien un proyecto humano impuesto por los poderosos sobre los desvalidos para aprovecharse de ellos. Así, según esta visión, la integración del mundo, es decir la globalización, agudiza las desigualdades, daña el ambiente y aplasta las culturas locales reemplazándolas por fórmulas standard como los McDonalds o los hábitos de Hollywood.

Aunque estas dos perspectivas de la globalización -realidad biológica o proyecto político - no podrían ser más diferentes, implícitamente comparten una importante suposición: la globalización no es nueva. Y eso es indiscutible.

En un artículo publicado en la revista Foreign Policy, la historiadora Emma Rothschild cita al filósofo alemán Johann Gottfried von Herder quien ya en 1774 se maravillaba por la estrecha interdependencia provocada por la globalización: "¿Cuándo antes ha estado la Tierra tan estrechamente unida por tantos hilos? ¿Quién ha tenido antes tanto poder o tantas máquinas que con un solo impulso, con un solo movimiento de un dedo, naciones enteras son sacudidas?" Rothschild también cita a Adam Smith, quien en 1776 alertó a los países que no gravaran demasiado a los inversionistas porque cuando el capital puede deambular "de un lado a otro según pueda comprar barato y vender caro los inversionistas llevarán su dinero a otra parte si los impuestos se vuelven demasiado altos". Esta volatilidad, explicó Smith, se debe a que "el propietario de acciones es en realidad ciudadano del mundo y no necesariamente está encariñado con un país en particular".

Las aparición de nuevas tecnologías que aceleran los viajes y facilitan la comunicación siempre ha provocado predicciones de un mundo irreversiblemente unido donde el rol de las fronteras y naciones-estados se ve constantemente disminuido. Los escritos de hace más de un siglo que explican cómo la llegada del motor de vapor y el telégrafo achicarían el mundo son asombrosamente parecidos a los elegiacos textos de hace unas décadas anunciando lo mismo como consecuencia de la llegada del motor de propulsión a chorro, los aviones jet y de internet.

"El habitante de Londres podía ordenar...

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