Moldea con danza dualidad humana

AutorYanireth Israde

El coreógrafo Duane Cochran pretende que Nisi Dominus, obra que festeja los 28 años de la compañía Aksenti Danza Contemporánea, mantenga al público al filo de la butaca.

La pieza en dos actos, que se presenta el 22 de junio en la Sala Principal Palacio de Bellas Artes con la Orquesta de Cámara de Bellas Artes (OCBA), convoca a los vampiros que habitan las actuales sociedades, y los confronta con la luz redentora, a partir de la música de Alfred Schnittke y de Antonio Vivaldi. El Concerto grosso núm. 1 para dos violines, clavecín, piano y orquesta de cuerdas, de Schnittke, define la primera parte, denominada "El reflejo inefable", y Vivaldi se hace presente en "Nisi Dominus", con su composición homónima.

Impera, cuenta Cochran en entrevista, el movimiento febril, enérgico de los bailarines, transmitido a un público que difícilmente permanecerá estático en su butaca.

"Estamos los humanos en el limbo. En la penumbra, entre la oscuridad y la luz, entre el bien y el mal, entre la comunicación y la no comunicación. 'El reflejo inefable' es la oscuridad, el vampiro y la sangre que necesita para existir, pero es una existencia lúgubre, banal, sin compromiso. La otra parte es la sangre de Jesucristo, luz y salvación. En ambos casos es la sangre, pero dos tipos de vida", contrasta Cochran.

Considera la oscuridad del vampiro como una metáfora, entre otras cosas, de las relaciones deshumanizadas por la tecnología que, en...

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