Entrevista / Ricardo Monreal / Constructor de su propia popularidad

AutorFernando del Collado

Zacatecas.- Quizá las claves de su personal estilo de gobierno radiquen en una singular mezcla de concentración administrativa y política aderezadas con ciertas dosis de esperpénticas formas para llamar la atención.

Los cinco años que lleva al frente de Zacatecas lo ilustran.

La "Marcha por la dignidad de Zacatecas", donde convocó a los 57 alcaldes de la entidad, a su gabinete en pleno y a 12 diputados locales, para caminar hasta el Distrito Federal y demandar mayor inversión federal en la infraestructura carretera, y su autodestape y posterior campaña como precandidato a la Presidencia de la República, han hecho de este político perredista una figura pública singular, de alcance nacional.

Autodefinido como un gobernador "popular", Monreal hace todo lo posible por colgarse de esa etiqueta: lo mismo se ha prestado como maestro de ceremonias en un evento masivo para reconocer la trayectoria musical de Los Temerarios, que ha promocionado en los medios la designación que le hiciera el Foro Económico Mundial en el 2000 como "líder global del mañana".

Lo mismo se ha pronunciado por la implantación de la pena capital para los secuestradores, que le entra al debate para la despenalización de las drogas. Lo mismo transmite un programa semanal en la televisión local, para hablar de sus logros y gestiones gubernamentales, que permite que una fotografía de su esposa, María de Jesús Pérez, aparezca impresa en los empaques de leche que se entregan en las despensas de asistencia social.

Lo mismo es señalado como uno de los políticos "más machos", por un grupo de 21 mujeres dirigentes políticas y sociales, que por igual declara en una comida con reporteros que "la bisexualidad es el futuro de la humanidad" o convoca a una conferencia de prensa sólo para negar que se ha hecho una liposucción.

Orgulloso de su cercanía con los zacatecanos, Monreal de igual forma presume que suele compartir la comida durante sus giras de trabajo en las comunidades más desprotegidas de Zacatecas y alardea sobre la cena que tuvo con el ex presidente Carlos Salinas de Gortari, en el marco del Global Leaders for Tomorrow, la sección juvenil del Foro de Davos, Suiza, en septiembre pasado. O defiende su amistad con sus ex correligionarios priistas e incluso se permite suspender una audiencia pública para saludar a su "amigo" Roberto Madrazo, en una gira por la entidad.

Defensor de sus raíces, por igual llama la atención tras denunciar "un 40 por ciento de soldados con ascendencia mexicana" en las tropas estadounidenses durante el conflicto armado en Iraq, que al acudir como "invitado de honor" a la toma de posesión de Arnold Schwarzenegger a California.

Admirador y propagador del Santo Niño de Atocha, Monreal también se apunta como un feligrés consuetudinario, que igual organiza una peregrinación al célebre templo del patrono del municipio de Fresnillo para pedir el milagro de traer las lluvias, que contrata los servicios de un chamán para los mismos fines. Lo mismo ofreció seis hectáreas a los Legionarios de Cristo para la construcción de una institución de educación privada, que se proclama un gobernador de "izquierda liberal" y le reprocha a los intelectuales su "jacobinismo" por criticarlo.

Pero es también un gobernador que gusta de las frases marmóreas. Desde el estribillo publicitario de su gobierno, "Creer en Zacatecas es crecer". O los soliloquios vertidos en su pasado informe de gobierno: "La marcha por la dignificación de este pueblo ya nadie la detiene", "Aquí el cambio es un genuino producto de la voluntad colectiva". Hasta la pétrea máxima que recuerda su paso por el tricolor, "la unidad es la que nos hace fuertes".

Todo un publirrelacionista capaz de ubicar su figura en el centro de una gestión sin precedente: "En lo que va de esta administración hemos realizado más obra pública que en los últimos 20 años", tal como se publicita.

'Es un estilo muy popular'

Y es que si de algo sabe Ricardo Monreal es de los dividendos de mantenerse en los reflectores nacionales.

Una de las facilidades que tengo con los medios de comunicación siempre es tener nota. Así le llaman, 'siempre dar la nota, ¿no?'. Y la verdad, lo único que hago es contestar. Nunca me oculto. Nunca pido cuestionarios anticipados. No grabo, ni tengo desconfianza de los comunicadores, ni tampoco tengo a mi lado a otra persona para que sepa de lo que estoy hablando. Esa es la parte del éxito de un político: ser muy fácil para comunicar y para permitirles el trabajo a los reporteros.

-¿Qué hay de su particular estilo de gobernar?

-Es muy abierto. Es un gobierno muy austero, pero de mucha comunicación e interlocución con toda la población. Diría que es un estilo muy popular. Yo procedo de una familia muy numerosa, de 14 hermanos, de una familia campesina de Plateros. Entonces, mi contacto como gobernador es el mismo de siempre: muy cercano con la población. Yo no he cambiado. Lo que sí es que he dejado de visitar a muchos amigos míos. He dejado mi vida privada y mi vida cotidiana, eso de irse el viernes a la cena, de tomarse la copa hasta muy tarde. Eso lo he dejado en los últimos cinco años. No tomo, no fumo y no tomo café. Lo dejé todo por el trabajo.

-¿Dicharachero, incluso?

-No, ni broma, ni chiste ni dicharachero, pero tampoco formal y protocolario. Más bien abierto, suelto, distinto y sencillo, de comunicación fácil para con todos los sectores de la población.

-Algunos de sus críticos lo describen como un político astuto, hábil, que tras la sencillez esconde un ejercicio del poder autoritario...

-No es cierto. No hay que enredar lo que está sencillo. Mi trabajo como político y como gobernador es un trabajo que disfruto mucho y no me angustia. Al contrario, todos los días enfrentar los problemas me entusiasma. Y todos los días platico y converso con políticos, con empresarios, con los ciudadanos. Eso es de mucha satisfacción. Le dedico mucho tiempo a la política.

-Y a su imagen...

-Más que a la imagen, tengo abiertas las puertas. En la casa donde vivo, desde muy temprano llega la gente, la recibo, y antes de salir ya tengo audiencias. Manejo mi propio auto compacto, no tengo seguridad. Y soy muy práctico y muy fácil de comunicar.

***

Pero tras de esa andanada de eventos mediáticos que Monreal ha sabido capitalizar, en Zacatecas se observa un ejercicio de poder que tiene puntos de encuentro con su pasado tricolor. La misma cultura política que el propio Monreal criticó cuando pasó a las filas del PRD, en 1998.

Su antiguo contrincante, José Olvera, el candidato priista al que Monreal le ganó la elección para gobernador, no duda en señalarlo como un priista de viejo cuño vestido de amarillo:

Es sencillo: tomó prestado a los amarillos y se cubre bajo su color.

Actúa como priista pero tiene que dar la cara y ponerse una camiseta color amarilla.

Apostilla Olvera:

Creo que la ambición de Ricardo le está rompiendo el saco, está utilizando la estrategia equivocada. Debió haber construido la transición en el estado y no un gobierno de alternancia seudopriista. Es más, exageró más la nota que los gobiernos anteriores en el férreo y brutal control de todo. Estamos en el siglo XXI y ya no podemos estar invocando prácticas de los años cincuenta. Aquí, las figuras de los caciques las superamos desde hace mucho tiempo. Cierto, hay que reconocer que es un hombre con una gran capacidad para manejar su imagen personal. Y si me pide que haga un juicio sobre su conducta, lo primero que tengo que...

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