Montan obra pornográfica

AutorJulieta Riveroll

Pornográfica y obscena. La obra teatral Ternura suite se caracteriza por ser impúdica y porque ocurre fuera de escena, en el sótano del Teatro Benito Juárez, ante la presencia de no más de 26 espectadores por función.

Si el director Richard Viqueira eligió una "catacumba" para presentar su más reciente propuesta, basada en el texto de Edgar Chías, se debe a que es ahí donde puede prescindir de elementos como la escenografía.

"El mundo está tan lleno de espectáculo que necesitamos realidad", considera Viqueira en torno a su rechazo expreso de tomar el escenario, para poder mostrar "lo aterrador" y no únicamente las consecuencias de las acciones.

En Ternura suite, puesta que se estrena el viernes, una mujer recibe la visita de un hombre que intenta violarla, y ella decide tomar la justicia por sus propias manos hasta el punto de ejercer la crueldad.

"Es un teatro arrinconado, circunscrito a un espacio con poco público para que las personas puedan ver los genitales de los actores en primer plano", reconoció el también autor de Venceral sensei y El evangelio según Clark Kent.

Muestra la violencia a la que están expuestas las mujeres cotidianamente en México sin dejar de reflexionar sobre la utilidad de la venganza, del ojo por ojo, diente por diente.

"Ella pierde la cordura, se pierde a sí misma, sale del mundo", explicó la actriz Beatriz Luna, quien protagoniza esta controversial obra junto con Emmanuel Morales.

Tanto Luna como Morales coincidieron en que Viqueira tiene la habilidad de llevar a los actores al límite. El director alabó su entrega y reconoció que ese afán de provocar al espectador pone en evidencia la fragilidad de los intérpretes.

"Nos exponemos mucho y eso también nos pone nerviosos. No queremos que nada sea falso. No hay nada que estemos simulando", agregó el director de puestas en escena como Careo y Cuerdas.

Al construir los personajes, dijo, se intentó regir por lo que Chías proponía. Ahí sí no aspiró a la transgresión. "Lo único que busqué es llenarla de verdad".

Viqueira dice que suele pedirles a los dramaturgos que le expliquen la obra e incluso que se la lean para ver cómo la pensó el autor y cómo siente el tono.

"Parto de la idea de que yo soy un idiota y creo que es la mejor postura que puede tener un director para no dar por hecho qué significa. Una vez...

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