Morir migrando

AutorMarina Franco

Abordo de un barco carguero en la Bahía de Bengala, miles de personas yacen hacinadas. Llevan semanas en el mar, sin comida, con poca agua y con las olas meciéndolos de un lado al otro. Ningún país ha estado dispuesto a ayudar a rescatarlas.

Escaparon de violencia sectaria y una situación en la que ni su nacionalidad era reconocida, en Myanmar.

Muchas de ellas se toparán con algo todavía peor: explotación en campos de trabajo forzado, enfermedad, muerte en una tumba sin marca en países vecinos.

Aun así, están dispuestas a enfrentar el trayecto.

A casi 10 mil kilómetros, en el Mediterráneo, miles más se suben a un bote inflable que en cualquier momento podría hundirse.

"La mayor amenaza es que se ahoguen. A veces también se mueren de agotamiento, deshidratación o asfixia por las condiciones a bordo de los 'barcos'", recapitula, casi resignado, Christian Peregrin, de la organización Migrant Offshore Aid Station.

De enero al 18 de diciembre de este año -día en el que se conmemora el Día Internacional del Migrante, que celebra "sociedades diversas y abiertas que dan oportunidades y una vida con dignidad a los migrantes"-, casi 3 mil 700 personas se habían ahogado en ese mar. Entre ellos, Aylan Kurdi, sirio de tres años que fue arrastrado por las olas de regreso a donde zarpó en busca de una mejor vida.

Al igual que miles de niños hondureños que no pueden ir a la escuela porque está bajo el control de una pandilla, o salvadoreñas cuyas amigas fueron asesinadas o desaparecidas tan sólo por que se subieron al transporte público en una hora que resultó ser la equivocada.

Son una parte de los más de 60 millones de humanos que la ONU estima viven desplazados en el mundo, y de los 5 mil solicitantes de asilo y migrantes que perdieron su vida este año al huir de la guerra, de bombardeos diarios, abuso, hambruna.

El fenómeno migratorio no es nuevo. Pero nunca se había vivido a esta escala.

por mar o por tierra

Alrededor de un millón de personas buscando asilo u oportunidades llegaron este año a Europa, un aumento alarmante en comparación con las 220 mil que lo hicieron en 2014. En el Sudeste Asiático, se estima que más de 90 mil emprendieron el trayecto a otro país desde finales del año; alrededor de 290 mil de quienes lo hicieron desde el Triángulo Dorado fueron detenidos en las fronteras mexicana o estadounidense.

Y 5 mil 85 de ellos, un 0.5 por ciento, murieron en el intento.

"La cantidad inédita de gente moviéndose también ha derivado en más muertes. El porcentaje parece bajo, pero es inaceptable", reprocha Daniel Szabo, encargado del proyecto Migrantes Desaparecidos, la única base de datos global sobre fallecimientos de migrantes y parte de la Organización Internacional para las Migraciones (IOM).

Además, recalca Szabo, los números son impactantes, pero aun así son engañosos.

"¿Cuántos han muerto de sed en el desierto del Sahara sin que nos enteremos? ¿Cuántos más no sobrevivieron el calor del sol o a un atraco cerca de Nogales? ¿Y qué tal quienes se ahogaron en el Golfo de Adén antes de llegar a Turquía para tomar ahí otro barco y cruzar el Mediterráneo?

"En muchos de estos casos, esos migrantes desaparecen sin dejar huella", dice en entrevista telefónica desde Ginebra.

Una tragedia que no se queda en los números.

Porque la razón por la cual tantas personas han intentado migrar este año, más que los anteriores, es la desesperanza.

Eso es lo que motivó a Omar, sirio de 31 años. Él y su familia huyeron a Jordania hace tres años, cuando su pueblo fue destruido por la guerra civil siria.

Pero ni él ni su esposa pueden trabajar en Amán por límites impuestos a refugiados, y apenas pueden alimentar a su hijo de dos años. No tienen a dónde regresar, mucho menos cuando no se prevé que la guerra siria, a meses de su quinto aniversario, termine pronto.

"La situación sólo empeora aquí. Ni me importa a dónde lleguemos, estoy dispuesto a irme a cualquier parte", dijo Omar a un trabajador humanitario de la ONU.

Ya tiene ahorrados 4 mil dólares para comprar pasaje en el trayecto de su familia, que planea emprender en enero.

Este año también ha sido particularmente duro en El Salvador.

Se registraron más asesinatos en 2015 que desde la guerra civil (1980-1992), en parte debido a que se desmoronó una tregua entre la Mara Salvatrucha y Barrio 18.

El 80.9 por ciento de los salvadoreños cree que la situación del país está muy mal y no se avista una mejora, según un sondeo del medio local Prensa Gráfica.

Y el miedo se siente en todas partes. A...

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