Con nuestros muertos...

AutorMayolo López

El protagonista de la película se llevó ayer dos estatuas.

Joaquín Gamboa Pascoe, jerarca de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), fue ovacionado por las huestes obreras con sonido de matracas y porras. Y junto con su efigie de 2.70 metros y 198 kilos de peso, su figura de carne y hueso resplandeció bajo los destellos de flashes y reflectores que bañaron la escena.

A sus 92 años, Gamboa Pascoe es quizá el único líder que en vida pudo contemplar una estatua suya en la sede cetemista de Vallarta 8, contigua al Monumento a la Revolución.

Y si la escena resultó imperfecta, don Joaquín fue agasajado con una estatuilla réplica de la estatua que a partir de ayer martes 24 de febrero preside el vestíbulo de la central obrera.

Como si fuera un premio Óscar, cuando terminó el desayuno, Gamboa Pascoe recibió la estatuilla de manos de un trabajador de la Chrysler, el sindicato que, con la colaboración de la armadora, donó 470 mil pesos para que el escultor coahuilense Erasmo Flores esculpiera la monumental estatua.

Matraca en mano, cientos de obreros aguardaron al jerarca en la calle para recibirlo como se merecía. Con un salario cada vez más menguado en tiempos de crisis petrolera, los trabajadores vieron descender a su líder, secretario general de la Confederación de Trabajadores de México desde 2005, de un vehículo negro Chrysler C 300, ostensiblemente de lujo.

En los viejos tiempos, a la sazón presidente del Senado de la República, Joaquín Gamboa Pascoe movió los hilos para entregar la Medalla Belisario Domínguez ni más ni menos que a don Fidel Velázquez, el líder histórico de la CTM. Y Joaquín Gamboa Pascoe tuvo el honor de entregarle la presea al viejo líder.

Ayer, ante la algarabía de las huestes cetemistas, Gamboa Pascoe develó también la remozada estatua de 4. 80 metros de altura de Fidel Velázquez bajo una lluvia de papelillos rojinegros.

"En la CTM vivimos con nuestros muertos, no los olvidamos. Sabemos lo que les debemos", sentenció minutos después don Joaquín, arrastrando las palabras, tras develar él mismo su estatua, en un discurso en el que, emocionado, a punto estuvo de llorar.

Él mismo dispuso que los bustos del propio Fidel Velázquez y de Leonardo Rodríguez Alcaine, que ocupaban el mismo lugar, fueran reubicados en el auditorio Fernando Amilpa al lado de los otros cuatro "lobitos": Jesús Yuren, Alfonso Sánchez Madariaga, Luis Quintero y Fernando Amilpa.

NO QUERÍA HONORES

Joaquín Gamboa Pascoe se hizo primero el remolón...

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