Muestran su manera de sentir lo popular

AutorDora Luz Haw

Bajo la premisa de que cada generación tiene su forma propia de sentir y de expresar lo popular, el Ballet Folclórico de la Universidad de Colima trae a la Ciudad de México una muestra de cómo en el folclor se puede dar la posibilidad de incursionar en nuevas formas de danzar.

Con seis funciones, esta agrupación dirigida por el coreógrafo reconocido nacional e internacionalmente, Rafael Zamarripa, se presentará del 21 al 24 de septiembre en el Teatro de la Danza, dentro del Festival Patria Grande que con motivo de las fiestas septembrinas ha organizado el Instituto Nacional de Bellas Artes.

Con una trayectoria de más de 30 años, este creador se ha instituido como uno de los más importantes dentro del ámbito escénico, ya que la proyección de su trabajo directivo y coreográfico lo ha llevado a ser considerado como una de las columnas más vanguardistas del folclor en México.

Escultor formado en el Politecnichal School de Nueva Zelandia, Melbourne, Australia, en la Universidad de Los Angeles y en Roma, el director debe gran parte de su esencia dancística a que entre 1962 y 1966 perteneció al Ballet Folclórico de México.

Trabajar en la compañía de Amalia Hernández y viajar con ella fue uno de los detonadores más importantes para que Zamarripa decidiera involucrarse de lleno en esta labor y así fundó el grupo folclórico de la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad de Guadalajara, así como el ballet y escuela de la Universidad de Guadalajara.

El creador explica que antes existía el prejuicio de que, modificar las danzas mexicanas para montarlas en un foro era sinónimo de la desvirtualización de las tradiciones.

Sin embargo, la experiencia le dicta que ni los bailarines ni los coreógrafos tienen como labor repetir como máquinas un repertorio tradicional

"El bailarín tiene la necesidad, la oportunidad y el derecho de interpretar las formas populares con un estilo propio", señala el creador quien asegura que, en el momento en el que una danza se presenta en un teatro, ésta deja de ser auténtica y se convierte en una creación escénica.

En 1980 Zamarripa funda el Ballet Folclórico de la Universidad de Colima, en el que hasta la fecha es director general, coreógrafo, diseñador de iluminación, vestuario y escenografía, además, estando en esa casa de estudios, logró gestionar y fundar el Centro de Danza Universitaria, así como implementar la licenciatura en danza escénica.

Paralelamente a esta labor, se desempeña como escultor y, entre sus trabajos...

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