Multiplica tu suerte

AutorMario Abner Colina y Myrna I. Martínez

Si eres de los pocos que todavía no han sido atrapados por las seductoras redes del mundo de las apuestas, o piensas que se trata de un universo paralelo al que sólo los aventureros ingresan, te ofrecemos una guía completa con la información que un primerizo necesita saber.

Las opciones son muchas, ya que sólo en la Ciudad existen 38 salas de bingo tradicional y electrónico, 37 de apuestas deportivas y un Hipódromo. Así que después de leer nuestros consejos, relatos y una gran variedad de tips, tal vez te sientas más seguro para entrarle a las apuestas.

LUGARES DE APUESTAS / CENTROS DE ENTRETENIMIENTO

Tentando a la fortuna

Mi primera experiencia en estos sitios me reveló que la suerte no distingue entre expertos o primerizos, ella le sonríe a cualquiera...

Mario Abner Colina

Justo antes de pagarle a la boletera en la caja, trato de calcular cuánto me cobrará el taxi de regreso a casa, para reservar el dinero, por si las dudas. Ella me sonríe y yo dudo por un momento en comprar o no crédito.

En un impulso le doy mi billete de 100 pesos, y obtengo a cambio un pequeño pedazo de papel. Quiero arrepentirme, pero ya otra persona está frente a la vendedora. Entonces, resignado, empiezo a recorrer este lugar de apuestas.

Aunque es de madrugada, el sitio está atiborrado, y pensar que hay más de 50 establecimientos como este en el DF. Decenas de manos de personas de todas las edades, rápidas, nerviosas, revolotean sobre varias máquinas apostadas una al lado de la otra. Charlas por doquier, gente comiendo, números veloces que vienen y van en las pantallas.

De pronto, se arma un alboroto en una esquina. Varias señoras de lentes se levantan de sus asientos y corren a rodear a una chica. "Bingo, bingo", repite una voz robótica.

La pantalla de la afortunada da flashazos intermitentes y anuncia su premio: ¡4 mil 500 pesos! "Invertí 300", presume ella. Su rostro brilla mientras recibe palmaditas en la espalda, y yo, sin haber empezado a jugar, muero de envidia.

No hay lugares libres, así que me paro junto a una chica que platica animada con su vecina de máquina, pero no juega. Al poco tiempo, ella se retira y tomo rápidamente su lugar. Una persona del staff se acerca y le solicito una apurada instrucción sobre el bingo electrónico. En un segundo ya estoy presionando todos los botones. Procuro apostar 1 peso cada vez, lo mínimo posible, porque lo máximo son 20 pesos y me parece una locura.

Pero mi crédito empiezan a desinflarse con una velocidad que me asusta. Cancelo el juego y decido dar una vuelta. Subo al primer piso y me reciben varias pantallas, un torbellino de imágenes: carreras de caballos, juegos de béisbol, de futbol.

Pregunto cómo jugar y me hablan de unas papeletas. Esto es "endiabladamente entretenido", dicen. Me preguntan si entendí, y asiento como autómata. Pero las papeletas me vuelven loco, y encima las apuestas mínimas son de 10 y 100 pesos.

Me retiro sin haber jugado y al bajar las escaleras, me uno a un grupo de personas que se dirige a una gran sala de bingo tradicional. Hay mesas por todos lados, y plumones al centro de cada una.

Me siento en la que tengo más a la mano y, de inmediato, una persona me pide 10 pesos para la partida. "Sólo vengo a ver", le digo molesto, pero me alega que si me siento ya estoy jugando (lo cual no es cierto, según averigüé después). No muy de acuerdo, saco una moneda, me entregan un cartón con números y empiezo a escuchar por las bocinas a una persona recitando cifras.

Sin comprender muy bien, imito a mis compañeros de mesa: me hago de un plumón azul y, atento, voy marcando los números de mi cartón que coinciden con los cantados. Pero debido a la velocidad de aquella voz, no alcanzo a marcar los números que me quedan pendientes.

Me doy por vencido y regreso a la sala de máquinas. Digito la clave de mi papelito y, para sentirme a tono, hasta acepto un refresco del que ofrecen gratis a todos los que están en una máquina.

Luego de unas jugadas, los números de mis cartones comienzan a hacer figuras que no comprendo. De repente, así sin más, mi máquina grita y parpadea con todas sus luces. "Doble línea". Mi crédito crece y crece. Mi corazón galopa y, cuando armo otra figura, casi me ahogo con el refresco.

Hago cuentas. He duplicado mi inversión. Pienso en cancelar el juego y cobrar lo que llevo ganado, pero un imán me fija al asiento. Ahora entiendo todo. Vibro, emocionado. Juego otro poco, pero ya no gano nada. Miro el reloj, luego mi saldo y decido irme. No quiero abusar de mi suerte de principiante.

El taxi por el que me preocupaba me saldrá gratis. Canturreando, voy a la caja y cobro. Esto comienza a gustarme. Al cruzar la puerta, me detengo... ¿por qué no volver mañana?

LAS APUESTAS EN MÉXICO

La historia de las casas de apuesta en México se puede resumir en un constante ir y venir, hasta la creación de la ley de 1947 y el reglamento de 2004. En la actualidad, su existencia y regulación siguen siendo un tema de debate.

1525 / La corona española restringe los juegos de azar y suerte, principalmente cartas y dados, en la Nueva España, por ser una actividad ociosa y causar la ruina de las familias.

1700-1770 / En la época virreinal se publica una serie de regulaciones para controlar las casas de juego por incitar al vicio. Se permitían los juegos de cartas, hechas por el gobierno, que no tuvieran que ver con la suerte y azar.

1727 / Se regularizan las peleas de gallos para evitar que la gente se involucre en juegos de cartas.

1769 / Por orden de Carlos III, aparece la lotería de la Nueva España para brindar una opción regulada de juegos de suerte y azar.

1877 / Se crea la Dirección de Beneficencia Pública, dependiente Gobernación, que absorbe la Lotería, por lo que ahora se llama Lotería Nacional para la Asistencia Pública.

1927 / Se inaugura el primer galgódromo en la Ciudad de Tijuana, propiedad de lo que ahora se conoce como grupo Caliente.

1930 / El Presidente Pascual Ortiz Rubio le da a la Secretaría de Gobernación la facultad de otorgar concesiones de juegos de azar para recaudar dinero para el fisco.

1934 / Plutarco Elías Calles permite la creación de los casinos para atraer turismo estadounidense.

1938 / Lázaro Cárdenas prohíbe la instalación de casinos al considerarlos centros de vicio.

1943 / El Presidente Manuel Ávila Camacho otorga la primera concesión al italiano Bruno Pagliai para la creación del Hipódromo, en una superficie de 60 hectáreas que era propiedad de la Secretaría de la Defensa Nacional. El costo de construcción fue de 4.5 millones de dólares. El Hipódromo se inaugura el 6 de marzo.

1947 / El 31 de diciembre, bajo el gobierno de Miguel Alemán, se publica en el Diario Oficial la Ley Federal de Juegos y Sorteos.

1948 / La Ley entra en vigor el 5 de enero, y estipula en su Artículo 1 que quedan prohibidos todos los juegos de azar y los juegos con apuestas, con algunas excepciones.

1953 / Termina la administración de Bruno Pagliai al frente del Hipódromo de las Américas.

1964 / Se publica el Reglamento de Carreras de Caballos Pura Sangre, con el que se definen los tipos de carreras y los premios.

1967 / El Presidente Gustavo Díaz Ordaz concede un permiso para un casino en Acapulco, pero ante la fuerte crítica, se cancela el proyecto.

1968 / El empresario veracruzano Justo F. Fernández, obtiene la concesión del Hipódromo otorgada por Gustavo Díaz Ordaz.

1996 / Por violaciones a la ley y evasión fiscal, la Secretaría de Gobernación revoca la concesión a F. Fernández y el Hipódromo es cerrado.

1998 / Se otorga a CIE la concesión para administrar el Hipódromo y abrir 45 centros de apuestas deportivas y juegos basados en patrones numéricos.

2004 / Durante el mandato de Vicente Fox aparece el Reglamento a la Ley de Juegos, con el que la Secretaría de Gobernación toma más control de los permisos y regulariza otro tipo de juegos. El entonces Secretario de Gobernación, Santiago Creel, concede más de 300 permisos, a siete grupos empresariales.

2008 / En la actualidad, existen en el Distrito Federal 38 Salas de Sorteos de Números y 37 Centros de Apuestas Remotas.

FUENTES: Armendares, Teresa Lozano, ¿Una pasión novohispana?. Legislación sobre juegos prohibidos en Nueva España, Siglo XVII / Página de la Dirección General Adjunta de Juegos y Sorteos / Ley Federal de Juegos y Sorteos de 1947 / Proyecto de Reforma a la Ley de Juegos presentada en 2003 por el Instituto de Investigaciones Legislativas del Senado de la República, coordinado por el C.P. Gustavo Rivera Paz.

Con información de Myrna I. Martínez

LUGARES DE APUESTAS / CARRERAS DE CABALLOS

Arabella-Rayo...

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