Un Mundial vigilado

AutorMónica Mendoza

Garantizar la seguridad de 600 mil extranjeros, millones de brasileños y las 32 delegaciones que participarán en la Copa del Mundo es uno de los mayores retos que enfrenta un país considerado entre las naciones con las tasas más altas de homicidios a nivel mundial.

Para contener posibles actos violentos, hacer frente a las protestas sociales y a los altos índices de criminalidad en 7 de las 12 ciudades sede, clasificadas entre las 50 ciudades más peligrosas del mundo según un estudio del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal (México, 2013), el Estado brasileño ha destinado una inversión récord de 1.9 billones de reales (900 millones de dólares) y el despliegue de 157 mil elementos policiales y militares.

La estrategia, en la que participarán 100 mil efectivos de seguridad pública federal, estatal y municipal, y 57 mil elementos de las Fuerzas Armadas (35 mil del Ejército, 13 mil de la Marina y 9 mil de Aeronáutica) fue presumida por el ministro de Defensa, José Eduardo Cardozo -en la presentación a la prensa el 22 de mayo- como el legado más grande de la Copa del Mundo para transformar al país en materia de seguridad.

El investigador Sergio Adorno, director del Centro de Estudios sobre la violencia de la Universidad de São Paulo, estima que es poco probable que este gran despliegue de elementos armados, y medidas como la "pacificación" de las favelas, iniciada en 2008 con la ocupación policial y militar, sea la solución al problema de la violencia pensando en objetivos más allá de la justa deportiva.

"Estas medidas se dan en una situación muy específica, muy transitoria", comenta en entrevista durante su visita a México de la semana pasada, "una parte de la población de las favelas se siente más segura y protegida, pero lo que sería más perdurable es el control legal del territorio, una policía muy cercana a la gente que piense que más que controlar a los bandidos tiene que proteger los derechos de seguridad de la población. Ese es el problema fundamental".

La participación de militares en tareas de control del orden público es otro de los aspectos del operativo que preocupa al investigador.

Según información de la Secretaría Extraordinaria de Seguridad para Grandes Eventos, durante el Mundial los efectivos policiales se ocuparán de la protección de los civiles, y las Fuerzas Armadas se encargarán del control del espacio aéreo, marítimo, fluvial, la defensa cibernética, el control de explosivos y la prevención ante...

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