Un mundo muy aparte

AutorDaniela Zavala

Ir de vacaciones a Yemen puede sonar como una aventura de alto e innecesario riesgo, particularmente cuando se carece de dos datos importantes: que este país musulmán esconde uno de los tesoros naturales más exóticos, tranquilos, hermosos y vírgenes del planeta, la legendaria Isla Socotra, y que ésta permanece ajena a los problemas políticos que afectan a Yemen.

Socotra forma parte del archipiélago del mismo nombre, y de hecho hay manera de llegar hasta ahí sin pasar por el conflictivo territorio continental.

Ubicada a unos 380 kilómetros de la costa sur de la península Arábiga y a unos 240 kilómetros al oeste del Cuerno de África, Socotra está rodeada por un mar turquesa brillante, y es conocida como el "Galápagos del Océano Índico".

Evolucionando separada de los continentes durante millones de años, la fauna y la flora tuvieron que adaptarse al clima seco y cálido. Según los científicos, el 37 por ciento de las 825 especies de plantas vasculares que se encuentran en Socotra, y más el 90 por ciento de sus especies de reptiles y caracoles terrestres, son endémicas.

Desde la construcción de su pequeño aeropuerto, en 1999, Socotra comenzó a atraer una nueva inquietante especie del exterior: los turistas.

"Y es muy triste que los extranjeros tengan temor de venir a Socotra por la situación de Yemen. Nosotros estamos aparte. Nos encanta mostrar las bellezas de nuestra isla, ¡ya las verás!", promete con orgullo Ahmed, un joven guía turístico de 28 años que se asemeja al Aladino imaginado por Disney.

Los une una lengua local: el socotrí, que aunque comparte su raíz semítica con el árabe, el idioma oficial de Yemen, no se le parece mucho, ni hablado ni escrito.

Unas 50 mil personas viven en pueblitos dispersos a lo largo y ancho de la isla, trabajando como pescadores o pastores.

Desde el arribo a Socotra salta a la vista la extraordinaria diversidad natural, pero también la étnica. Los rasgos indios, africanos y árabes de la población en general se mezclan misteriosamente en los rostros, que rematan en miradas penetrantes y que inquietan, quizás porque hacen recordar que en sus crónicas, Marco Polo describía a los habitantes de este sitio como los magos más poderosos y sabios del mundo, "capaces de cambiar el curso de los vientos y del mar".

El carácter legendario de Socotra ha trascendido fronteras geográficas e históricas, y atraídos también por esa fama, no sólo llegan turistas, sino también científicos naturalistas, botánicos, biólogos, y entusiastas de...

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