El mundo según Botero

AutorNoé Sotelo

Fue una noche de 1957 cuando Fernando Botero encontró el rumbo hacia el estilo que lo consagró como uno de los artistas vivos más importantes del mundo.

El entonces joven pintor había llegado a México un año antes para estudiar a los muralistas mexicanos, después de su paso por Italia donde hizo lo propio con los renacentistas, de quienes tomó el interés por el volumen de las formas.

Eran las dos de la mañana, Botero estaba cansado y trabajaba en su estudio realizando el boceto de una mandolina de rasgos generosos. Entonces, en el centro del instrumento dibujó un hoyo pequeño, en lugar de uno grande, y se dio cuenta que la mandolina adquiría proporciones fantásticas. Aquella noche nacieron las bases del universo boteriano, conocido por muchos historiadores del arte como "boteroformismo".

La anécdota la cuenta Lina Botero, hija del pintor y curadora de la exposición Fernando Botero: Celebración, la cual se exhibe en el Palacio de Bellas Artes para conmemorar 80 años de vida del colombiano.

"La aportación importante que puede hacer un artista a la historia de la pintura es una visión singular y diferente, lo cual se traduce en el estilo de un autor", dice la curadora.

La exposición integrada por 177 obras -entre óleos, 11 esculturas de pequeño formato, dibujos de técnica mixta y cinco esculturas monumentales montadas sobre la explanada de Bellas Artes- es un resumen de las preocupaciones estéticas y temáticas de Botero y los paréntesis que hizo en su carrera de 65 años para hablar de tópicos sociales, sin renunciar a su particular estilo.

El colombiano ha sido comparado con su compatriota Gabriel García Márquez, en cuanto a la creación de universos se refiere. Se dice que si el escritor creó Macondo y su realismo mágico, Botero inventó la "botería", un mundo lleno de color y poblado por prostitutas, militares, payasos, toreros, santos, frutas, caballos y demás figuras voluminosas.

"Botero dice: 'lo mío no es realismo mágico, lo mío es un mundo donde suceden cosas improbables'. Son cosas diferentes, pero lo que sí tienen en común es que ambos han creado todo un universo con un mismo lenguaje y con coherencia", afirma la curadora sobre el hombre que jamás ha pintando con modelos, toda su obra proviene de sus recuerdos.

Así, visitar esta exposición, la más grande que se ha montado en México del artista, es adentrarse en un imaginario plástico donde las curvas, la exuberancia y voluptuosidad de las formas y el color invitan a la contemplación, al...

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