El mural que debió ser

AutorYanireth Israde

Ni la destreza ni el entusiasmo ni el coraje le bastaron a la artista mexicana María Izquierdo para pintar en el Palacio del Ayuntamiento el mural que le encomendó en 1945 el entonces Departamento del Distrito Federal.

Aunque la creadora jalisciense suscribió un contrato para revestir una superficie de 154.86 metros cuadrados con el tema "El progreso de la Ciudad de México", el proyecto no prosperó por la oposición de los muralistas Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros.

Siete décadas después, la historiadora del arte Mariana Zardain, en complicidad con 150 mujeres, recurren a los bocetos de María Izquierdo (1902-1955) para pintar al fin aquella obra, no en la capital del País ni en el Palacio del Ayuntamiento, sino en una pared de la calle Aldama, en El Barrio de Jalatlaco, Oaxaca, como parte del homenaje a la artista titulado El mural que debió ser.

La propuesta de Izquierdo, quien expuso por primera vez en la Ciudad de México en 1929, y posteriormente en Nueva York y en París, presentaba a la mujer como centro del progreso de México, destaca Zardain.

"La idea de María Izquierdo era trabajar a través de la visión modernista de época, el progreso y los avances tecnológicos e industriales que se generaban entre el contexto rural y urbano de nuestro País, afectando directamente a la sociedad y su desarrollo. La artista elige como protagonista de todo esto a las mujeres, a quienes plasma como personajes activos en diversos roles significativos para el progreso de la nación", detalla Zardain, quien junto con la curadora Dea López y la artista Casandra Sumano respondieron vía correo electrónica.

No se proponía la artista contar la historia oficial de los héroes y el progreso de la Ciudad: "su interés estaba en expresar la fortaleza del espíritu y las aspiraciones de las mujeres de su época", escribió al respecto la académica Gloria Hernández Jiménez en su artículo "Tragedia y música" de la publicación Crónicas, de la UNAM.

El mural se canceló sin indemnización para la creadora y hasta con la amenaza de embargo si no devolvía el anticipo, recordó Hernández Jiménez. En compensación le ofrecían pintar otra obra en un mercado o una escuela.

Zardain, López y Sumano consideran discriminación de género el trato que recibió entonces la artista.

"Todo en el contexto en el que se dio dicha cancelación representa una discriminación de género, desde los argumentos proveídos por Rivera y Siqueiros que ponían en duda la capacidad de la artista, hasta el...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR