Un museo entre la selva

AutorCarlos Marí

REFORMA / Tabasco

VILLAHERMOSA, Tabasco.- Por su original recorrido entre la selva tropical, el Parque Museo de La Venta es una de las atracciones más exóticas para cualquier turista que visita el sureste del país, pues en él se encuentran las piezas arqueológicas más representativas de la cultura olmeca.

Entre el culto a la fertilidad, a la religión, a lo mítico y a lo político, las 65 piezas del museo destacan por sus figuras alegóricas de serpientes, jaguares (la deidad más importante), delfines, lagartos, águilas y por los rasgos que posteriormente las caracterizarían: cuerpo robusto y labios anchos, como de algunos grupos lejanos, parecidos a los mayas.

Enclavado en el área más moderna de la ciudad, en los límites de Tabasco 2000, el museo creado por el poeta Carlos Pellicer en 1958 trata de simular la forma en la que se encontraron las piezas en la zona arqueológica de La Venta, localizada en los límites con Veracruz; incluso se reprodujo el ambiente selvático.

Cuando el turista inicia el recorrido por este museo al aire libre, camina en senderos con plantas y árboles regionales, en una vasta selva, donde se pueden ver manadas de monos arañas y tejones en los árboles, además de escuchar el canto de las aves.

A la entrada del recinto se encuentra una palapa que sumerge al visitante en el desarrollo de la cultura olmeca en distintas zonas del país. Por medio de maquetas, reproducciones de piezas y mapas, la sala descubre los rasgos que este grupo compartió con pueblos de Chiapas, Tabasco, Veracruz, Estado de México y Guerrero, aunque su cultura se desarrolló principalmente en el sur de Veracruz y el noroeste de Tabasco.

Por sus características y hallazgos, la zona arqueológica de La Venta, localizada en los límites con Veracruz, es quizás el más importante de los asentamientos olmecas, que alcanzaron su mayor esplendor entre los Siglos 15 y 4 a.C. Los primeros descubrimientos en esta ciudad corresponden a Frans Blom y Oliver La Farge, en 1925.

Ríos y pantanos rodean a las pirámides que levantaron los olmecas como si se tratara de una "isla". Ahí, además de una pirámide, fueron encontrados altares, cabezas colosales y otras estructuras en una superficie de un kilómetro cuadrado. La extensión exacta del centro poblacional, según la bibliografía especializada, aún se desconoce. Los edificios fueron construidos con lodo, roca caliza y basalto.

Uno de los aspectos que más intriga a los visitantes del museo es conocer cómo este pueblo logró...

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