Nadar en la utopía

AutorChristian Bouquet

La era de tierras vagas,/ de territorios libres,/ de lugares que no pertenezcan a nadie,/ la era de la libre expresión,/ está cerca./ Los tiempos del mundo finito comienzan.

Paul Valéry, Mirada sobre el mundo actual, 1931

Esta cita premonitoria de Paul Valéry encontró su complemento 60 años más tarde en el título de la célebre obra de Francis Fukuyama, El fin de la historia y el último hombre (Nueva York, 1992), donde el autor estadounidense sugiere que la democracia liberal es "el punto final de la evolución ideológica de la humanidad", una vez ocurrida la caída del Muro de Berlín, y dado que otros modelos fracasaron, como la monarquía, el fascismo y el comunismo.

La mundialización está en el camino y, por etapas sucesivas, conduce a la miseria a varios cientos de millones de personas. Llevada por vientos favorables como en el Foro de Davos, o retrasada por vientos contrarios como en el Foro de Porto Alegre, su avance parece ineluctable.

El término mundialización debe ser distinguido de conceptos como globalización o internacionalización, si bien estas palabras son usadas comúnmente como sinónimos.

La internacionalización del mundo es un proceso que ha tenido diversas fases, por lo que ciertos economistas dicen que nos encontramos en la cuarta.

La primera se remonta a 1492, el descubrimiento de América y la internacionalización de plantas, animales, tecnología y enfermedades.

La segunda salta hasta 1885, la conferencia de Berlín o "Europa se divide el Africa".

La tercera puede fecharse en 1960, con la aparición del concepto de "desarrollo" para el Tercer Mundo.

La cuarta podemos ubicarla desde mediados de los 70, con el fortalecimiento de las transnacionales, el debilitamiento de los estados, el colapso de la economía socialista y el entronamiento de la economía liberal y su invasión del mundo. A partir de entonces, todo aquello que es necesidad o deseo humano es también una mercancía potencial. Vivimos en la omnimercantilización.

En ese sentido, la globalización es un proceso económico que atiende al principio liberal de la economía de mercado de todos los productos, la tecnología y los servicios sobre todo el planeta.

Y más allá, la mundialización extiende ese proceso económico a un vasto movimiento de unificación o de homogeneización cultural, por lo que podemos hablar, como el filósofo francés Jean Baudrillard, de una universalización, dado que no sólo concierne a todo lo que toca los valores universales (derechos humanos, democracia), sino también la diversidad y las singularidades culturales en el mundo.

Esto ha permitido a Etienne Tassin, uno de los autores de los diccionarios de la mundialización, escribir: "En la medida en que se destruya la diversidad cultural, la globalización no será una mundialización, sino será, literalmente, una inmundicia".

Dada esta exposición, utilizaré el término usado en Francia de mundialización en su definición económico-cultural: "Es la toma de control de políticas nacionales (económicas o culturales) por poderes transnacionales (FMI, Banco Mundial, OMC, así como la UE, TLC y otros acuerdos de libre comercio), los cuales son instrumentalizados por las grandes firmas multinacionales. Para el ciudadano promedio, esto se manifiesta en el declive de los poderes del estado-nación, que no es más el dueño de su política al interior de sus propias fronteras".

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