Narra el arte de escribir

AutorNilo Palenzuela

Hace años intenté comprender al artista francés Jean Dubuffet, uno de los creadores que abrieron las puertas al art brut y que se acercaron a las experiencias plásticas de niños y de locos. Me sorprendía su singular presencia en artistas como Rufi no Tamayo y Vicente Rojo. Luego, en una exposición en Madrid, pude ver de cerca las manifestaciones plásticas de personas recluidas en manicomios; estaban ahora presentes en algunas obras que fascinaron a Octavio Paz y que comentó en sus escritos; no recuerdo si estaba allí la imagen del leñador que había incluido en El mono gramático. Claro que el movimiento de aproximación al “arte bruto” venía del inicio de las vanguardias, de Klee, de Grosz, de Breton, de tantos otros, de algunos escritores realmente locos; también de novelas y relatos muy antiguos.

Por una u otra razón, en fechas recientes he transitado por estos laberintos en historias que evocan la locura y, también, entre escritoras que ahí se mueven en medio de temores y de sueños insaciables. La alemana Unica Zürn desvela en El hombre jazmín (Siruela, 2006) la voracidad del deseo en los dominios de la esquizofrenia, la enfermedad que la llevó al suicidio; Hanni Ossott en Cantos de penumbra (Reverso, 2004) deja ver con apasionante agudeza las grietas de la poesía en “Las pastillas” que le daban los psiquiatras, ya cerca de su fi nal en una “casa de reposo” de Caracas. Asimismo, aunque con enfermos de otra especie, resulta estremecedora la locura vivida por los internos de Gesualdo Bufalino en Perorata del apestado, en aquella historia que crece cuando todavía se mantienen abiertas las heridas de la Segunda Guerra Mundial. Un poco más lejos en el tiempo, si bien Sergio Pitol ha realzado su importancia en fechas próximas, se halla Anton Chéjov, quien deja a la vista en El pabellón nº 6 un universo de brutalidad en el que la lucidez, el diálogo y la amistad, sólo existen en el interior de uno de los pacientes, en una casa de locos. Estremecedora condena: la enajenación y la inteligencia juntas, trabadas.

Bárbara Jacobs es una conocida ensayista y novelista mexicana. Autora polilingüe de origen libanés, ha transitado por ciudades de uno y otro mar y ha publicado en estos últimos años Adiós, humanidad (1999), Dos libros. Escrito en el tiempo y Juego limpio (2000), Atormentados (2002) y una Antología del cuento triste (1992) en compañía de quien fuera su marido, Augusto Monterroso. Su obra está pronunciada entre diversos sones, como ha indicado...

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