Narran la estética de la decadencia

AutorJorge Ricardo

El lugar es así: una casa porfiriana de la Colonia Roma, un tercer piso, duelas gastadas, paredes altas, una ventana con balcón que da a Insurgentes, luz afuera y semioscuridad adentro. Es un momento especial dice Guillermo Fadanelli: va a presentarse Sudor Añejo y Sardina, de Enrique Blanc (DF, 1961), uno de los dos libros que como máximo su editorial, Moho, publica cada año.

"Es la editorial más displicente del mundo", dice el editor. "Pero como sólo somos Yolanda y yo, publicamos nada más libros que nos gustan".

Yolanda se apellida Martínez, es la pareja de Fadanelli y está en la presentación, filmando la oscuridad con una cámara. El lugar es la Pulquería Insurgentes, un sitio moderno en la Roma. El público es medio centenar de personas, la mayoría jóvenes, con algo para beber en la mano.

Sudor añejo, el tercer libro de Enrique Blanc, reúne diez cuentos que suceden en lugares como este y en cantinas, hoteles de paso, calles sucias, licorerías a las seis de la mañana.

Fadanelli, autor de Lodo, finalista del Premio Rómulo Gallegos, hace un primer recuento de las historias: hombres derrotados, vidas que se destruyen, ficheras que quieren huir, la estética decadencia del futuro.

"La unidad del libro es la actitud pesimista", añade Enrique Blanc, periodista, productor, musicólogo y -lo dice él mismo-, varios etcéteras, que esta noche se parece más a un beisbolista con una gorra encima. A ellos dos se suman el periodista Carlos Martínez Rentería, director de la revista Generación, presentada como contracultural, sin casi poder hablar por las trasnochadas, y el escritor Rodrigo Márquez Tiziano.

Están sentados en una mesa casi a oscuras, frente a 15 personas en las sillas y el resto parados a los lados. La presentación inicia, con rigurosa impuntualidad, una hora tarde. Martínez Rentería se dedica a ver y Fadanelli y Márquez Tiziano comentan sobre Moho -"una especie de fortaleza suicida"-, del cambio en la narrativa de Blanc: de ser un provocador y rebelde ha pasado a tener un estilo cercano al realismo conciso de Raymond Carver.

El primer cuento, el que le da el nombre al libro, tiene como territorio Estados Unidos: un hombre desencantado quiere huir de la siderúrgica donde trabaja, irse a Los Ángeles y compra un carro, un mercedes 67 diesel con olor a sudor añejo y sardina. Otro relato, Maura, sucede en una noche en un table dance y luego en un hotel de paso. Al hombre lo espera su esposa en la casa y no se decide a seguir a una bailarina.

"Me...

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