'No está en el cielo, sino en la Tierra'

AutorJorge Ricardo

Enviado

GUADALAJARA.- José Saramago no está con Dios, porque no existe, ni está en el cielo, porque era un hombre comprometido con la tierra, así lo resume su viuda y traductora, Pilar del Río, que está en la Feria Internacional del Libro para asistir hoy a un homenaje al Premio Nobel portugués que le rendirán sus lectores y para presentar una biografía.

En junio pasado, cuando Saramago murió, ella eligió el epitafio: "Y no subió a las estrellas, si a la tierra pertenecía. Los escritores como Saramago", dice Del Río en entrevista, "no olvidan que junto con su condición de escritor está su condición de ciudadanos que piensan y no se encierran en una torre de marfil o que, acaso se van a una isla ¿sabes por qué?".

Saramago vivió en Lanzarote, una isla en el Atlántico. "¿Sabes por qué?", insiste, "porque ahí llegan todas las voces y gritos del mundo. ¿Y sabes qué no llegan? No llegan los tintineos de las campanas de los costeros oficiales".

Saramago era una voz comprometida, necesaria, dice quien lo conoció a las 16:00 horas de un día perdido en la memoria. Pero desde entonces todos los relojes de su casa se detuvieron en esa hora. "Saramago así los puso y no voy a ser yo quien los cambie".

En el sepelio de Saramago, un intelectual sugirió colocar Memorial del convento porque, dijo, en la historia de Blimunda Sietesoles "estaba todo". Para el epitafio, Pilar del Río tomó la última línea. "Me temo que Saramago no está con Dios...

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