'No hay qué espiar en Puebla'

AutorJesús Acosta y Elizabeth Mistry

REFORMA / Especial

LONDRES.- Jonathan Sims, el último de los espeleólogos en ser rescatado de la cueva Alpazat en Cuetzalan, es contundente: "En las cavernas es imposible encontrar uranio y no hay nada qué espiar".

Con hablar pausado y claro, en el lobby de un elegante hotel en el centro de Londres, Sims, militar retirado de 42 años, manifiesta a REFORMA su intención de esclarecer los hechos por encima del revuelo político y diplomático suscitado y así poder cumplir su sueño de regresar a México.

Para Sims la exploración de Alpazat siempre fue un proyecto de largo plazo y su deseo es volver al fondo de esa cueva lo más pronto posible.

Tiene cuidado en la entrevista. Lo último que quiere poner en peligro es el chance de regresar de nuevo a México, país que ha visitado en cerca de 40 ocasiones, la mitad de ellas en turismo ordinario y la otra como espeleólogo.

Los buzos británicos ya estaban preparados

Jonathan Sims afirma que el hecho de haber quedado atrapados en la cueva de Alpazat estaba dentro de los cálculos que hicieron antes de viajar a México. Por eso, dice, la situación no era del todo peligrosa para ellos, porque estaban bien preparados.

"Si un grupo de espeleólogos locales entraran en las cavernas y quedaran atrapados sin haber hecho todos los preparativos que hicimos nosotros es muy probable que morirían", dice.

El ex militar enumera las previsiones que su equipo tomó para enfrentar la gruta de Alpazat: decidieron crear, en primer lugar, un campo de emergencia a poco más de mil 600 metros de la entrada de la cueva.

El llamado Campo Uno, provisto de suficiente comida, equipo de cocina, bolsas de dormir y lámparas de carburo cálcico, terminó siendo apodado por los exploradores como 'El Hilton de Alpazat', por su relativo confort.

Este albergue se situó solamente metros adelante del pasaje de agua proclive a inundarse, el famoso sifón que terminaría atrapándolos.

Como precaución, al incursionar en la cueva, fueron tendiendo una cuerda guía por ese sifón, la cual resultó vital para el rescate. Una previsión más fue la reunión sostenida, cuando aún se hallaban en Inglaterra en los días previos a la expedición, con los buzos espeleólogos expertos, Rick Stanton y Jason Mallison.

"Antes de viajar a México, esbozamos un plan para facilitarles el buceo en la fosa dentro de la cueva en el caso de que nos vieramos atrapados por mucho tiempo. Tanto Jason como Rick habían estado en expediciones previas en Cuetzalan, conocían el sistema y entendían las dificultades asociadas con éste. Ellos dos y yo somos los únicos buzos espeleólogos capaces de bucear en esa fosa, y conocemos bien el complejo. No hay un cuarto", asegura.

En una expedición previa en el 2000, Sims llevaba un plan similar, pero en esa ocasión cargó con todo su equipo de buceo, y mientras el grupo exploraba Alpazat, él permaneció en la superficie, como retaguardia.

"Este año yo no pude llevar mi equipo. Viajaba desde Shangai y habría necesitado cargar los cilindros conmigo y configurarlos. Por ello, diseñamos el plan alternativo con estos dos buzos para que vinieran a México si se requería".

"Nuestro mayor objetivo era la exploración de la cueva Alpazat. Ibamos nueve militares y, originalmente, cinco civiles, aunque uno de los civiles se retiró antes del incidente".

"Debo decir que estos preparativos sólo eran medidas de precaución, pues no esperábamos, absolutamente, quedar atrapados por el sifón", enfatiza.

La entrada a Alpazat

Dos equipos de tres personas penetraron a la cueva el lunes 15 de marzo, y su plan era salir el siguiente miércoles por la noche.

Durante los primeros dos y tres días, probaron su sistema de radio para asegurar que podían comunicarse con el exterior de la cueva desde el Campo Uno más allá del sifón. El artefacto usado era un 'Hey phone', que usa corrientes magnéticas para transmitir la voz a través de la roca.

El mismo lunes de la entrada a la cueva avanzaron sin parar alrededor de cinco horas y por la tarde arribaron a un campo que denominaron Deep Camp (Campo profundo), una base creada en lo más profundo de la caverna.

Al día siguiente se dedicaron por entero a explorar nuevos pasajes en la vecindad de Deep Camp.

Por la noche, luego de 14 horas de exploración y de haber hecho el mapa de mil 100 metros de nuevos pasajes, regresaron todos a la base. Sin embargo, cuando cruzaron el río se dieron cuenta que el nivel del agua se hallaba una pulgada más arriba.

Luego de sucesivas mediciones cayeron en la cuenta de que la cueva se estaba inundando y fue claro que tenían que dejar Deep Camp para volver al campo de emergencia.

Pero sabían que el retorno no era simple, pues había que cruzar...

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