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Noche y Día / Borges en México

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AutorSergio González Rodríguez

A 20 años de la muerte de Jorge Luis Borges, puede medirse bien su impacto en las letras mexicanas. Desde el aprecio de Xavier Villaurrutia de más de 50 años atrás hasta su repercusión en la generación de "medio siglo", que une la herencia humanista con el vanguardismo, la obra borgesiana representó una influencia decisiva en la política de la lectura y la grafomanía en nuestros escritores, al menos hasta los nacidos durante la década de los 50 y los 60.

Por una lamentable pero tenaz costumbre, en cuanto los escritores mueren dejan de ser leídos, y pasan a ser fantasmas en las bibliotecas y los estantes de las librerías rezagadas con sus obras. Al ya no ser novedad del día, los lectores jóvenes dejan de tener cercanía con lo que aquellos escribieron, quienes se convierten muchas veces en archivo muerto al que sólo frecuentan los buscadores de oro pretérito.

La influencia borgesiana en México permanece lo suficiente como para que arraigara lo que Alan Pauls denomina "efecto Borges", un ensamble de mitologías urbanas, anacronías, ejercicios de estilo posbarroco, desplantes vanguardistas y, sobre todo, pasión enciclopedista, entre otros distingos. Las reinvenciones de universalidad que llevan el fermento del humanismo, su voluntad radical en torno del libro, la lectura, las bibliotecas.

En El arte de la fuga, Sergio Pitol ha dejado constancia de cuánto dejó su huella Borges entre los jóvenes de entonces, como él, como Salvador Elizondo, y cita el episodio de la publicación en México en la Cultura, el suplemento que dirigía Fernando Benítez, del cuento "El hilo de Ariadna", que se leyó como un acto revelador sobre las posibilidades de la imaginación literaria, el desgaire premeditado y deslumbrante ante los temas clásicos.

Aparte de Pitol, la riqueza borgesiana anidó en Juan José Arreola, que fue interlocutor privilegiado en México del escritor bonaerense en los años 70. En aquel entonces, Salvador Novo debió suspender un encuentro con Borges por razones de salud. Ya muy disminuido en lo físico, Novo evitó recibir en su casa al viajero, sobre quien años atrás había conversado tanto con Villaurrutia. En breve, Novo habría de fallecer en su...

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