NOCHE Y DÍA / La red en la pantalla

AutorSergio González Rodríguez

La película de David Fincher titulada La red social, que expone el caso de la creación de la exitosa red social Facebook, revela una reflexión sobre la forma en la que se consuma y actualiza el credo del capitalismo salvaje a la usanza de nuestros tiempos.

En una época en la que se tiende a evadir el uso de la palabra "capitalismo", porque es políticamente incorrecto usarla, David Fincher presenta un retrato descarnado de sus fundamentos y prácticas a través de la biografía no autorizada de Mark Zuckerberg, el creador de Facebook. La película recupera no sólo la atmósfera de tecnofilia de la primera década del siglo, sino desmenuza las entrañas del triunfalismo de las élites estadounidenses, su estupidez, su sed de ganancia y explotación a costa de las personas.

Un falso entendimiento de lo que representa Internet y sus diversas herramientas, tiende a dar a la red un estatuto impersonal, objetivo, neutro, instrumental y hasta benévolo, como si no se tratara de una construcción dirigida, controlada y explotada por poderes suprapersonales que suelen estar fuera de la escena, si bien presentes en la microfísica doméstica y el entorno general de la gente.

Al contrario del lugar común -y falso- que señala que Internet es una apuesta democratizadora, lo que muestra La red social es el entramado fino de codicia en pocas manos que subyace en la revolución tecnológica de la vida cotidiana. Un fenómeno que contamina a su vez los resquicios de las llamadas redes sociales bajo la inadvertencia de sus usuarios, cuya información es utilizada al antojo de los dueños de dichas redes para capitalizarse más cada vez.

La fortuna actual de Zuckerberg, nacido en 1982, se aproxima a los 7 mil millones de dólares, que lo convierte en el más joven multimillonario del planeta. En la película, basada en un libro de Ben Mezrich, se realza más que el talento como programador del protagonista, su malicia sistemática, su afán inescrupuloso, su insensibilidad amistosa, su oportunismo feroz.

En su mente sólo hay interés de...

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