Las noches de AMLO

AutorDaniela Rea Gómez

¿Qué hacía el ex candidato presidencial de la coalición Por el Bien de Todos cada una de las 47 noches que pasó en el plantón, antes de apagar la luz y cuando su equipo de colaboradores se iba a dormir?

De las cinco de la madrugada a las doce de la noche, era sabido que se despertaba, se dirigía a su casa ubicada en la calle de Odontología, en la colonia Copilco Universidad, se bañaba, se cambiaba de ropa, desayunaba y revisaba los periódicos.

Después, a bordo de su Jetta blanco -adornado con un rosario amarillo en el espejo retrovisor y una calcomanía del "Peje" caricatura portando la banda presidencial-, que no siempre era manejado por Nicolás Mollinedo, regresaba al Zócalo capitalino para recibir visitas en su tienda de campaña, donde además de dormitorio, tenía acondicionada su oficina particular.

Durante los 47 días del plantón -desde el domingo 30 de julio cuando fue la tercera asamblea informativa, hasta la noche del 15 de septiembre- Andrés Manuel López Obrador recibió a un promedio de 30 personas diarias, según cálculos de César Yáñez, quien fuera coordinador de Comunicación Social de la campaña presidencial y ahora de la Convención Nacional Democrática.

Ahí, en su oficina acondicionada, recibió al ingeniero David Serur Edid, director general de Impulsora de Desarrollo Urbano "Ideurban", quien lo asesoró para el proyecto del Segundo Piso del Periférico y Viaducto.

"Fui a verlo por nuestra amistad. Quería saber cómo estaba de salud porque lo veía cansado. Nunca hablamos de apoyos económicos de ningún tipo. Los políticos hacen política y los ingenieros hacemos ingeniería", aclara.

También recibió en tres ocasiones a Isaac Masri, el promotor artístico que organizó la exposición "Voto por voto" en la Alameda Central, quien además es su dentista desde hace ocho años.

"Fui a curarle un diente que se le rompió comiendo pavo criollo, muy sabroso, por cierto, con almendras y ciruelas", recuerda.

Su casa provisional de 5 por 2 metros cuadrados marca "Ridgeway", de paredes blancas y techo amarillo, estuvo instalada detrás del escenario sobre unas tablas de madera para evitar que se colara el agua. Desde su ventana de tela y mosquitero, que casi siempre tenía cerrada, se veía la estructura de fierro que sostenía al escenario y ahí, a los técnicos de sonido que descansaban en hamacas cuando había tiempo libre.

Afuera de la tienda colgaba un cartel impreso a colores con el poema "Por tu obra, Obrador", firmado por Carlos Jaime; un ángel de latón...

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