Norman Borlaug/ La biotecnología contra el hambre

AutorNorman Borlaug

Microbiólogo y agrónomo de 84 años de edad, es considerado "el padre de la Revolución Verde"

Hace casi 30 años, en mi discurso de aceptación del Premio Nobel de la Paz, dije que la Revolución Verde era una victoria temporal en la guerra del hombre en contra del hambre que, si se implementara totalmente, podría proveer suficiente alimento para la humanidad hasta finales del Siglo 20. Pero advertí que a menos que pudiera frenarse el terrible poder de la reproducción humana, el éxito de la Revolución Verde sería únicamente efímero. La ciencia agrícola hasta ahora ha podido satisfacer las demandas de producción de alimentos como estaba proyectado.

Pero el monstruo de la población continúa desbocado. Tan sólo durante los noventas, la población mundial creció casi en mil millones de personas y crecer otro tanto durante la primera década del Siglo 21. Se proyecta que alcance los ocho mil 300 millones de habitantes para 2025, antes de estabilizarse (esperamos) en cerca de 10 mil millones hacia fines del próximo siglo.

Claramente el reto más fundamental del futuro es producir y distribuir equitativamente un abasto alimenticio adecuado para este planeta fuertemente cargado. Creo que tenemos la tecnología agrícola, para alimentar a estos 8 mil 300 millones de habitantes que se anticipan en el próximo cuarto de siglo. La pregunta más pertinente en la actualidad es si permitir a los agricultores utilizarla.

Los extremistas en el movimiento ecologista de las naciones ricas parecen hacer todo lo que pueden para detener el progreso científico. Pequeños, pero vociferantes, altamente efectivos y bien patrocinados predicen el caos y provocan temores, frenando la aplicación de la nueva tecnología, ya sea la transgenética, la biotecnología, o métodos más convencionales de ciencia agrícola. Vea la campaña en contra de los alimentos genéticamente modificados, llamados "alimentos Frankenstein" por activistas en Gran Bretaña y otras partes de Europa.

Me alarman particularmente aquellos elitistas que buscan negar a los agricultores en pequeña escala del Tercer Mundo, especialmente en el Africa sub-Sahara, acceso a semillas convencionalmente mejoradas, fertilizantes y químicos para la protección de cultivos que han permitido a las naciones ricas el lujo de productos alimenticios abundantes y baratos que, a su vez, han acelerado su desarrollo económico.

Por supuesto, debemos ser ambientalmente responsables. Siempre me he suscrito a lo que en los viejos días se llamaba...

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