Nueva Orleans: Una gira por la zona de desastre

AutorDavid Lida

Un año después de que el huracán "Katrina" la inundó con seis metros de agua, la ciudad de Nueva Orleans se encuentra atónita. En las calles, en los restaurantes casi vacíos, en los bares de las zonas residenciales, la gente parece algo aturdida, pasmada, como los neoyorquinos después de los atentados del 11 de septiembre. Pero a diferencia de la Gran Manzana, Nueva Orleans hoy en día es sólo la sombra de lo que era antes de "Katrina".

Una de las industrias más importantes para la ciudad es el turismo, que ha disminuido de forma drástica. El Barrio Francés, la zona más turística de la ciudad, fue poco afectada por el huracán, pero en un fin de semana reciente, la escasez de visitantes fue evidente. Mientras en Bourbon Street, la calle principal, algunas personas iban de bar en bar, las calles aledañas estaban casi desérticas. Un gran número de restaurantes y bares tenían las puertas cerradas, quizá para siempre.

Gran parte del negocio turístico la conformaban las convenciones, que atraían grupos grandes a la ciudad. Antes del huracán, en una buena temporada, había una o dos convenciones a la semana. Desde "Katrina", sólo ha llegado una, de bibliotecarios, en junio. Según un reportaje de The New York Times, había muchos problemas de transporte, debido al número reducido de vuelos a Nueva Orleans desde otras ciudades.

La empresa Gray Line -que durante más de 80 años ha proporcionado tours de distintas índoles en Nueva Orleans y sus alrededores- ha visto caídas enormes en su negocio. Antes del huracán, empleaba a 65 personas de tiempo completo. Ahora sólo son 12 trabajadores.

Si hay una luz que brilla entre el panorama negro de Gray Line, es un solo tour que ha tenido un éxito tremendo: el del huracán, que permite que los visitantes inspeccionen la devastación de "Katrina". Dos veces al día, siete días a la semana, la agencia llena dos camionetas con unos 20 turistas cada una.

Joe Gendusa, un profesor jubilado y uno de los guías del tour, dice que cuando Gray Line lo anunció por primera vez mucha gente expresó su indignación, como si la empresa se estuviera aprovechando de una situación trágica para fines lucrativos.

"Es un tour educativo, no de explotación", dice Gendusa. "Así puedes sentir empatía por la gente que sobrevivió. Cuando viajé a Alemania, fui a Dachau, el campo de concentración. Quería verlo, porque creo que es la única manera de despertar emociones. Ver unas fotos no es lo mismo. Si vas a Nueva York ahora, quieres ver la Zona...

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