Obama: un año

AutorZoé Robledo

"Hemos arado el surco y sembrado la buena semilla. El difícil comienzo ha terminado. Ahora, luego de cosechar los frutos, deberemos volver a cultivar esa tierra donde la buena semilla brotó y la planta maduró".

Franklin Delano Roosevelt,

Primer discurso del Estado de la Unión ante el Congreso, 3 de enero de 1934.

El desencanto de la población con un político es directamente proporcional a las expectativas generadas en la campaña e inversamente proporcional con la realidad del gobierno en funciones. En poco tiempo, el entusiasmo de un elector puede convertirse en desilusión cuando no percibe que su vida sea mejor gracias al gobierno que eligió. Ningún político electo escapa de esa dinámica. Ni siquiera Barack Obama.

Hoy, a un año de aquella fría y estimulante mañana de Washington en la que Barack Hussein Obama II juró como el 44º presidente de Estados Unidos, no existe consenso sobre el balance de su primer año en la Casa Blanca. Sus seguidores aseguran que los logros son históricos; comparables con los de Roosevelt. Sus críticos apuntan a la caída constante de sus niveles de aprobación; según la más reciente encuesta de la firma Opinion Research Corporation para CNN, 48 por ciento de los norteamericanos opina que la Presidencia de Obama ha sido un fracaso mientras que 47 por ciento dice que es un éxito.

¿Qué explica que las opiniones respecto al desempeño de Obama sean tan diametralmente opuestas? Quizá es producto de una condición que se presentó desde la interna del Partido Demócrata: con Obama todos los temas tienden a exagerarse. Cualquier gesto, cualquier palabra, acción o decisión suya es sobredimensionada, interpretada desde diferentes ángulos y convertida en un tema de la agenda nacional. Su capacidad de polarizar ha alcanzado a su capacidad de inspirar. Si, literalmente, mata una mosca, recibe una severa crítica de las organizaciones defensoras de animales; si su saludo al rey Abdullah de Arabia Saudita fue demasiado reverencial, lo acusan de sumisión al Islam; si hace promesas de paz, le entregan el premio Nobel.

Pero existe una explicación más. Una que tiene que ver con la brecha entre las intenciones del Presidente y las preocupaciones de gran parte de la población; la distancia entre sus motivaciones y los intereses del Partido Demócrata; la diferencia entre su visión de país y la agenda de la oposición. En su primer año como Presidente, Obama parece más preocupado por el alcance de sus decisiones en función de las...

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