Obligan a niños a combatir

AutorItzel Zúñiga

A Adriana, la impulsaron tres causas para unirse a las filas rebeldes en Colombia: la violencia intrafamiliar, las condiciones de pobreza extrema en que vivía y la influencia de su abuela, quien era amiga de los insurgentes. Al poco tiempo, señala, se arrepintió.

"Un día me escapé. Me cogieron después de una hora. Les rogué que me dejaran ir. Me amarraron con una cadena. Afortunadamente votaron por no matarme. En cambio me hicieron cavar 20 metros de trinchera, me mandaron 20 veces por la leña y me amarraron a un palo dos semanas", afirmó.

Luego de volver al poder de la guerrilla, en un enfrentamiento fue capturada por los paramilitares, quienes la entregaron al Ejército colombiano, algo poco común.

Cuarenta por ciento de los miembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) son niños y al menos uno de cada cuatro combatientes de los grupos de extrema izquierda es menor de 18 años, denunció José Miguel Vivanco, Director Ejecutivo de la División de las Américas de Human Rights Watch (HRW) en entrevista con REFORMA.

Cabe señalar, aclaró Vivanco, que para los convenios internacionales menores de edad son dos cosas direfentes: para el derecho internacional, se trata de menores de 18 años; para el derecho de guerra, la edad mínima para reclutar es de 15 años. Pero en el enlistamiento de infantes y adolescentes colombianos las edades oscilan entre los 9 y los 15 años.

A través de una publicación titulada "Aprenderás a no llorar", HRW denuncia una alarmante realidad, desprendida de más de medio siglo de violencia en Colombia en la que los niños, como un sector vulnerable, forman parte de una guerra triangular entre la guerrilla, los paramilitares y las fuerzas del Gobierno.

'El sexo débil'

Las adolescentes además de recibir el mismo trato militar que los varones sufren abusos sexuales por parte de los altos mando rebeldes. "Desde los 11 años son iniciadas en la vida sexual y obligadas a consumir anticonceptivos", comentó Vivanco, y la experiencia de Soria, 16 años, refuerza sus declaraciones.

A dos semanas de llegar al campamento de la UC-ELN (Unión Camillista-Ejército de Liberación Nacional), un comandante de 30 años la violó como castigo a su indisciplina.

"Entró una noche. Me agarró por el pelo y empezó a tocarme. Lloré, grité y le supliqué que me dejara. Era virgen. Me dolió. Después de violarme, se marchó. No dije nada a nadie porque era parte del mando. Volvió cuatro días después. Y otra vez casi dos meses después".

Tras...

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