Ofrece gran festín

AutorJorge Ricardo Nicolás

Cuando cumplió 13 años le pidió de regalo a su mamá una cabeza de res para hacer tacos. Y a la fecha José N. Iturriaga de la Fuente se ha zampeado tortas, tamales, chilaquiles rojos y verdes, armadillos, tlacuaches, perros en adobo, víboras mazacoate, fetos de pato, anguilas estofadas, manos de oso, ratones de campo en mantequilla, escorpiones fritos, tepeizcuintles y se ha tomado uno que otro trago de hiel de víbora para el desempance.

Tanto ha comido, que dio cuenta de ello en libros como De tacos, tamales y tortas, La cultura del antojito, Cocinas de México, El sabor de las grandes ocasiones o Mercados de México. Ahora, con 65 años encima, publica un nuevo libro, una especie de mea culpa: Confieso que he comido (Conaculta).

Una confesión sin penitencia. Quien piense que Iturriaga es un tipo gordo, está muy equivocado. Viéndolo en persona cuesta creer que haya comido todo eso. "Todo se lo debo a mi tiroides, debe ser tiroides porque no hay otra explicación, yo debería ser un obeso fenomenal, pero ya tengo sesenta y pico y creo que ya la hice de ser flaco toda mi vida".

Otra explicación podría ser el hambre. El autor afirma que es el único requisito para comer bien. "Si no hay hambre, comer hasta puede ser un pecado". Otra explicación es la gran actividad que ha tenido: economista e historiador, trabajó en la Conasupo, fue Director General de Culturas Populares del Conaculta y Presidente de la Sociedad Mexicana de Gastronomía, ha publicado unos 30 libros, de comida algunos, y otros como La revolución hacendaria en México y Los forasteros en México.

En el ámbito de la comida, apoyó al equipo...

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